El Baskonia cosechó ante el vigente campeón de la Euroliga una de las victorias más completas y serias del presente curso. A pesar de la exuberante calidad individual de Larkin y Micic, los pupilos de Spahija acabaron frenando la creatividad ofensiva de los otomanos gracias a la solidez defensiva de la segunda mitad. Una mejora que, además, no se podría entender sin la irrupción de Raieste.

A pesar de que el aseado arranque del cuadro baskonista se viera opacada por el asombroso acierto de Larkin desde el triple, tras la vuelta de vestuarios los de Spahija aguaron la fiesta al timonel exbaskonista. En el primer cuarto, cuando Larkin pisó el parqué gasteiztarra, la defensa azulgrana sufrió un auténtico quebradero de cabeza por la falta de cambios automáticos, pero todo cambió en la segunda mitad.

El de Ohio se mostró infalible desde la línea de tres gracias a la habilidad turca desde el pick and roll, una jugada en la que los pívots locales no estuvieron especialmente atentos. Eso mismo fue lo que Larkin aprovechó a las mil maravillas para cosechar un 5/5 desde el triple en la primera parte.

Con todo, la reacción baskonista llegó tras la vuelta de vestuarios. El tercer cuarto fue determinante para remontar al conjunto otomano y frenar el juego exterior de los pupilos de Ataman. Pese a la evidente calidad individual de Larkin, el Baskonia no le perdió la cara a uno de los mejores equipos de Europa y gracias a la paciencia y seriedad en defensa los de Spahija inauguraron su casillero de victorias en la Euroliga en el 2022.Si bien es cierto que Baldwin cuajó una soberbia actuación en tareas ofensivas y creativas, uno de los hombres más destacados de esta reacción azulgrana no fue otro que Raieste. Y es que los de Ataman no contaban con el factor sorpresa del estonio. El alero, que había gozado de un papel testimonial en el presente curso debido a su lesión de menisco, fue la apuesta de Spahija en el último cuarto para elevar la temperatura física del Baskonia. Su ingreso en el parqué tuvo como principal cometido frenar el acierto de Larkin, que había sido decisivo en la primera mitad. Más alto y con una mayor presencia física que el norteamericano, Raieste amargó la existencia al mismo hombre que durante la primera mitad enmudeció al Buesa.

El estonio no solo fue decisivo en tareas defensivas sino que también dejó su impronta en ataque con once puntos vitales que posibilitaron el despegue definitivo de los alaveses. Primero logró un meritorio palmeo tras su generosa lucha por el rebote ofensivo y más tarde embocó dos triples desde la esquina que abrieron un boquete insalvable en el marcador. También fue él quien anotó el último triple, el tercero de su cuenta, que aseguraba el éxito. La victoria ante el vigente campeón europeo es, a todas luces, la reivindicación perfecta de un jugador llamado a tener más minutos en lo que resta de temporada y diversificar el abanico de recursos en manos de Spahija.