Alec Peters es talento innato e inteligencia a partes iguales. Si existe algo que se pueda rescatar de la enésima derrota de un Baskonia sin orden es el regreso del ala-pívot norteamericano. El de Illinois sumó 18 puntos y se apoderó de 7 rebotes en su segundo partido en el Buesa Arena en lo que va de temporada. Es innegable que su vuelta tras la dura lesión en la rodilla y después del positivo por covid supone, por sí sola, la mejor noticia del presente curso. Una temporada que desde luego no está siendo para nadie, tampoco para él a la hora de conseguir su mejor tono físico. Desde su vuelta al parqué se respira mayor optimismo en el vestuario y, además, cierta unión de la que el Baskonia ha carecido durante largos tramos de la temporada.

Además de las estadísticas que cosechó ante el cuadro griego, la presencia de Alec aporta, por sí sola, un mayor abanico de registros que Spahija debe aprovechar. Su inteligencia en el juego de espaldas y a la hora de hacer cortes hacia la canasta suponen una baza importante para los compañeros, pero fue algo que anoche se aprovechó con cuentagotas. Por bueno que fuese, Alec no fue suficiente anoche.

Y es que casi ningún base baskonista estuvo a la altura ante un Olympiacos que transita a años luz de sus mejores noches. Baldwin y Granger realizaron un papel muy pobre al frente del timón. Entre los dos sumaron 10 puntos, ocho menos que los que anotó Peters. Por si esto fuera poco, Fontecchio volvió a cuajar una actuación lejos de su versión natural.

En un equipo falto de anotadores, tan solo Giedraitis secundó al norteamericano. El lituano aportó en momentos clave pese a que inexplicablemente no formase parte del quinteto con el que el Baskonia disputó los últimos dos minutos.

El ritmo lento no benefició en absoluto al estilo de juego baskonista. Los de Spahija apenas pudieron correr y, cuando tuvieron la oportunidad, incurrieron en errores infantiles que el Olympiacos no desaprovechó. Además, a la hora de crear ventajas a través de la pizarra se echó en falta la clarividencia por parte de los playmakers.

Es evidente, por tanto, que el regreso de Alec Peters supone un halo de esperanza para una afición carente de estímulos por lo que se respira sobre el parqué. Es un jugador que puede marcar las diferencias y así lo ha demostrado en los pocos partidos que ha podido disputar en el presente curso. A la notable actuación del ala-pívot norteamericano hubo que sumar el derroche físico de Arturs Kurucs. El letón demuestra cada minuto lo que significa el carácter Baskonia. Su garra y pujanza son las señas de identidad que el equipo ha de recuperar cuanto antes.