Dicen que en el baloncesto los jugadores interiores, los grandes, necesitan un mayor periodo de crecimiento, que su talento asoma a más largo plazo. Sertaç Sanli (Edirne, 5-8-1991) es un claro ejemplo de esa cocción a fuego muy lento ya que ha sido rondando los 30 años cuando se ha producido su explosión, hasta cierto punto inesperada, hasta ser considerado uno de los pívots de élite en Europa, lo que le llevó a ser contratado este verano por el Barcelona después de proclamarse campeón de la Euroliga con el Efes Pilsen, su club de formación y con el que cumplió un sueño.
Sanli será esta tarde una de las preocupaciones del juego interior del Baskonia. Hace diez años participó con su selección en el Europeo U20. Él era el center titular, pero la estrella de aquel equipo era Furkan Aldemir, que llegó a jugar en la NBA, pero que ya ha desaparecido del primer nivel. Sanli, en cambio, ha estado casi una década a la sombra de otros pívots grandes de su país (Omer Asik, Semir Erden, Enes Kanter, Oguz Savas...) que apuntaron en las categorías inferiores más de lo que al final dieron, pero le cerraron el paso a la selección absoluta hasta el Eurobasket de 2017.
Porque, en realidad, la carrera del nuevo jugador del Barça no deja números descollantes, podía pasar por uno más. Sanli ha jugado en casi todos los equipos grandes de Turquía: Galatasaray, Tofas Bursa, Gaziantep, Trabzonspor, Besiktas y hasta este último verano el Anadolu Efes. La pasada temporada, la mejor suya en la Euroliga, la acabó con 7,8 puntos y poco más de dos rebotes de media.
Sin embargo, fue pieza clave para el peculiar técnico Ergin Ataman porque ofrece tamaño con sus 2,13 metros, solidez en defensa y versatilidad en ataque para asociarse en el bloqueo directo y ser capaz de acabar cerca del aro o con un muy mejorado lanzamiento exterior. Además, algo muy importante para un pívot: mete los tiros libres. O sea, que Sertaç Sanli encaja en el molde de pívot de esta década del siglo XXI y eso le hizo recibir la oferta del Barça para ocupar el hueco de Artem Pustovyi y el de Pau Gasol.
Su decisión de abandonar al campeón de Europa por el subcampeón, al fin y al cabo, no fue muy bien entendida por los aficionados al baloncesto de Turquía y del Efes, incluso recibió presiones del propio Recep Erdogan, presidente del país, pero cuando el Barça te llama no le puedes decir que no. Es uno de los clubes más grandes del mundo. Una lesión le apartó de la Supercopa, pero no ha sido esa la peor experiencia de Sanli en su aún escaso tiempo como jugador azulgrana. A comienzos de septiembre, al regreso de un compromiso en su país, que recientemente le reclamó sin éxito para disputar las ventanas FIBA, fue retenido durante ocho horas en la aduana del aeropuerto de El Prat y tuvo que intervenir el club para solucionar el enredo burocrático.
El pívot turco sabe que tiene que adaptarse a un nuevo baloncesto y a un nuevo entorno ya que esta es su primera experiencia fuera de Turquía. “Es algo que estaba deseando hacer. Podía haber sido antes, pero este era el momento”, ha dicho en una entrevista a Mundo Deportivo.
Tras un titubeante comienzo de temporada, el viernes fue una pieza capital del épico triunfo blaugrana en la prórroga ante su exequipo en el Sinan Erdem Sports Hall. Un Anadolu Efes al que, tras el cálido homenaje recibido en los prolegómenos del encuentro, ajustició con 24 puntos y una magnífica carta de tiro de 9 canastas de 11 intentos (4 de 5 desde el 6,75).
No es fácil entrar en los esquemas de Sarunas Jasikevicius, por eso el valor del fichaje de Sertaç Sanli se medirá con la temporada mucho más avanzada, cuando lleguen los partidos de verdadera enjundia. En la última Final Four promedió 15 puntos y, probablemente por eso, le fichó el Barça que se reforzó con una pieza valiosa al tiempo que debilitó a un rival directo.