Emociones fuertes desde el arranque, una moneda al aire para dirimir la identidad del ganador en la caldera de la Fonteta y finalmente un triunfo de calidad gracias a un héroe completamente inesperado. Matt Costello, el último en llegar, colocó la guinda al exitoso debut liguero de un Baskonia que vivió una montaña rusa de emociones para conquistar la Fonteta, una cancha de ingrato recuerdo donde acumulaba hasta ayer nueve temporadas de desencantos en la fase regular.

Sendas canastas del poste nacionalizado marfileño, la segunda con grandes dosis de suspense tras ser validada por los árbitros en el Instant Replay fruto de un rebote ofensivo tras el enésimo error de Baldwin -la única nota negativa de la velada- decantaron la balanza a favor del equipo más estable. Porque, pese a su pronunciada pájara en un infernal tercer cuarto o los estragos causados en distintas fases por Dubljevic y Tobey, el Baskonia se hizo acreedor al valioso botín final ante un Valencia escaso de fuelle físico y también de fondo de armario con una enfermería a rebosar.

Manotazo en la mesa para empezar, aunque la temporada no ha hecho sino arrancar y la maquinaria azulgrana aún tiene mucho que engrasar. Desde luego, mejor seguir creciendo e ir alimentando la confianza a base de victorias ante rivales directos como el cuadro taronja, mucho más damnificado que el Baskonia por los partes médicos y que terminó viéndose sometido por los mayores recursos y el poderoso físico de los hombres de Ivanovic.

Diez minutos para olvidar tras el intermedio no impidieron al conjunto alavés abrir una nueva edición liguera con una victoria con cierto aroma a revancha tras la eliminación de la pasada campaña en este mismo escenario. El Baskonia enderezó el rumbo a tiempo, exhibió de nuevo esa coraza de hormigón que le permitió adueñarse del tempo hasta el intermedio y encontró en Costello al balsámico faro que alumbró el camino hacia un éxito muy trabajado. Antes de su conmovedor acto de fe y de que el balón saliera de la yema de sus dedos justo en la última décima de la posesión, el pívot firmó otro alley oop decisivo con Giedraitis que brindó un pequeño colchón de seguridad en tierras levantinas.

El Baskonia permitió excesivas canastas fáciles a un rival que añadió en el último momento a Prepelic a su nutrido ramillete de bajas y también estuvo a punto de perder por el camino a Hermannsson por un golpe en el codo. Pese a los típicos errores de estas alturas de temporada, el partido entre dos alternativas de poder respondió a las expectativas.

Tras erigirse Giedraitis en el sostén anotador en los primeros compases, Ivanovic agradeció la irrupción de algunos elementos de la segunda unidad como Fontecchio o incluso el recién llegado Costello, que ofreció un interesante clinic de pases desde el poste. Fue un constante toma y daca entre dos aspirantes que, pese a su desolador parte de guerra, reivindicaron sus poderes en la Fonteta.

Algunos brotes verdes azulgranas tuvieron su contrapunto en las serias dudas de un desdibujado Baldwin, todavía huérfano de la mordiente que exhibió en Múnich, o la sorprendente timidez de Marinkovic, que prácticamente ni miró el aro en su vuelta a la Fonteta. El Baskonia sustentó su crecimiento durante el segundo cuarto en un rocoso trabajo defensivo. Ese bombero llamado Sedekerskis, capaz de taponar al mismísimo Dubljevic, apareció en todos los lados de la pista para apagar fuegos y resultó indispensable en los minutos de mayor esplendor.

La rápida entrada en el bonus tras el descanso, la dictadura de Dimitrijevic en el timón y, sobre todo, la devastadora aparición de Tobey frenaron el ímpetu baskonista tras el descanso. El pívot nacionalizado esloveno castigó a los alaveses con su habilidad en las continuaciones. Tras una técnica a Peñarroya, eso sí, el Valencia Basket resurgió de la tumba con un parcial de 15-1 que inflamó a la Fonteta.

Las faltas de Nnoko, muy exigido por Dubljevic, pesaron como una losa conforme avanzaron los minutos. El partido se encaminó a un cara o cruz ante la innata capacidad para agarrarse al partido acreditada por ambos equipos. Ivanovic se jugó la baza de sus dos bases en el tramo de la verdad, aunque fue Costello quien condujo al Baskonia hacia su primera muesca liguera.

Defensa y Giedraitis Salvo en el tercer cuarto, donde Dimitrijevic y Tobey reactivaron al Valencia, el Baskonia mostró una notable estabilidad en la cancha de un rival directo. Su defensa apenas consintió licencias a un anfitrión muy mermado por las bajas y el alero lituano se erigió en un bastión impagable a la hora de perforar el aro local.

El oportunismo de Costello Ha sido el último en llegar pero promete tener una importancia capital en el proyecto. Merced a un ‘alley oop’ con Giedraitis y un rebote ofensivo después de que el balón saliera de la yema de los dedos a falta de una décima para el final de posesión -acción validada por el Instant Replay-, sentenció al Valencia.

Ivanovic El equipo ya muestra alguna de las señas de identidad que el técnico montenegrino pretende. Agarrado a una contundente defensa durante todo la velada, el Baskonia terminó llevándose un partido convertido en una montaña rusa. Acertó de pleno al simultanear la presencia de sus dos bases en la recta final y rescatar del banquillo a Costello, decisivo con dos salvadoras canastas.

Giedraitis

El lituano se hinchó a anotar en transición y fue un peligro constante para la defensa taronja con un variado repertorio ofensivo. Las pérdidas de balón, su único lunar en Valencia.

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pérdidas entre ambos

El primer partido de la temporada confirmó que tanto Valencia como Baskonia todavía están muy verdes.

Giedraitis sostuvo al equipo durante la velada con una inclemente pegada ofensiva y Costello fue el héroe gracias a dos canastas en el epílogo

Un desdibujado Baldwin, la única nota negativa de un partido repleto de alternativas y salpicado de los típicos errores de esta fase del curso