El posible fichaje de Luca Vildoza por los Knicks sigue en punto muerto. Hasta el punto de que cabe la posibilidad de que el base argentino, siempre que se haya restablecido del todo de esa misteriosa lesión en el pie que le ha apartado de la circulación desde la segunda parte del encuentro ante el UCAM Murcia, sea alineado este sábado por Dusko Ivanovic ante el Joventut en la vuelta del Baskonia a la actividad tras tres semanas de parón por el brote de coronavirus.

Todas las partes involucradas siguen tratando de encontrar puntos de encuentro para la fumata blanca en una operación que no es para nada sencilla. El notable montante económico que exige el club vitoriano para abrir la puerta a uno de sus mejores jugadores es el principal caballo de batalla en estos instantes.

Aunque todavía hay margen suficiente para resolver los flecos pendientes, lo cierto es que el tiempo ya empieza a apremiar a Vildoza teniendo en cuenta que la fecha límite para firmar a jugadores antes de los play off de la NBA es el próximo domingo 16 de mayo.

Sin embargo, un movimiento efectuado por los Knicks en las últimas horas puede llegar a entenderse como un pequeño jarro de agua fría para las aspiraciones del timonel marplatense de hacerse un hueco en la mejor liga del mundo. La franquicia neoyorquina le hizo el pasado lunes un segundo contrato de diez días al base Jared Harper, que actualmente ocupa la última vacante de la plantilla dirigida por Thom Thibodeau.

Es decir, si los Knicks cumplen lo pactado y no rescinden antes el vínculo de un jugador que ha disputado seis partidos hasta la fecha, la vinculación acabará el jueves 13, por lo que tan solo dispondrán de 72 horas para rematar la operación que dé con los huesos de Vildoza en la Gran Manzana.

El base albiceleste anhela dar el salto a la mejor liga del mundo pero, tal y como sucedió con sus compatriotas Facundo Campazzo (Denver) y Gabriel Deck (Oklahoma), necesita recibir una suculenta oferta -tanto en dinero como en años de duración- para que le resulte rentable la idea de abandonar el Baskonia. A Vildoza le ata una cláusula de rescisión que, según diversas fuentes, asciende a dos millones de dólares y su contrato con el club alavés vence en junio de 2024 tras la última renovación acometida en 2019.

Las franquicias de la NBA tan solo pueden financiar este tipo de operaciones con un máximo de 750.000, por lo que el albiceleste necesita garantizarse un buen contrato para poder costear su marcha de la capital alavesa y, sobre todo, no perder dinero. Mientras se resuelve el jeroglífico, no cabe duda de que el Baskonia es una locomotora en marcha que no puede esperar a ningún rezagado y necesitará su concurso para afrontar lo que resta de fase regular y las series finales por el título.

La hipotética marcha de Vildoza a la NBA abriría un socavón enorme en la dirección de juego que la entidad del Buesa Arena debería cubrir de forma urgente. Pierria Henry se quedaría como único base puro de un equipo en el que tan solo el canterano Arturs Kurucs y Zoran Dragic podrían darle algún minuto de descanso.