- Cuando parecía que Youssopha Fall comenzaba a perder protagonismo en la rotación de Dusko Ivanovic, que a principios de mes apostó por la mayor movilidad de Jekiri y Diop para el puesto de pívot, se ha encontrado con dos encuentros en los que, aprovechándose de la debilidad del juego interior del Khimki y el Estrella Roja, ha podido anotar con una facilidad pasmosa y convertirse en el pilar sobre el que se han edificado las victorias azulgranas que mantienen al TD Systems Baskonia vivo en la pelea por el play off.

Consciente de que las bajas por covid-19 de Landry Nnoko y Duop Reath dejaban al Estrella Roja con Ognjen Kuzmic como único pívot disponible, Ivanovic quiso castigar de inicio la falta de centímetros rival con un triple poste compuesto por Polonara, Peters y, sobre todo, el gigante senegalés Youssoupha Fall. El cuadro local buscó descaradamente a su cinco, que pasó por encima de un Kuzmic que, a pesar de defender con cautela, acumuló dos faltas pronto y tuvo que sentarse en el banquillo dejando vendido a su compañero Jagodic-Kuridza. Al ala-pívot serbio de 2,05 metros no le quedó otra alternativa que bailar con la más fea e intentar, inútilmente, frenar en el poste a un jugador 16 centímetros más alto que él.

Sin apenas despeinarse, Fall sumó ocho puntos en el primer cuarto, que fueron fundamentales para amasar la primera ventaja baskonista y pudieron haber sido muchos más si el senegalés hubiera contenido su ímpetu, ya que, al igual que Kuzmic, acumuló dos faltas y tuvo que dejar la cancha ante el descontento de Ivanovic. Y es que quizá ayer el mayor enemigo del pívot africano fue él mismo, pues las faltas, algunas de ellas absurdas como un manotazo en la cara a Davidovic cuando se encontraba muy lejos de canasta, impidieron que se mantuviera más tiempo en pista y pudiera engordar todavía más la estadística.

Que Fall cuenta con un físico privilegiado para dominar la pintura no es ningún secreto, pero no siempre ha sido capaz de aprovecharlo para marcar diferencias. Sin embargo, parece que, poco a poco, la opción de utilizar al pívot de 2,21 metros para castigar a equipos con menos centímetros se está convirtiendo en una opción viable.

El jugador ha ido ampliando su repertorio de movimientos bajo el tablero, se ha convertido también en una amenaza en la personal y cada vez se le escurren menos balones en las recepciones y en la lucha por los rebotes. El de ayer fue un partido plácido para él y, en menos de 16 minutos de juego, registró su récord anotador de la Euroliga, superando por un punto los 19 anotados contra el CSKA la pasada temporada. La mejor noticia es que lo logró sin cuajar un partido brillante. Si sigue mejorando, será también decisivo contra defensas mejor armadas que la de anoche.