Cuando el pasado 20 de noviembre se conoció de forma extraoficial que Facundo Campazzo ponía fin a su gloriosa etapa en el Real Madrid y enfilaba su camino hacia los Nuggets de Denver para hacer realidad el viejo sueño americano, todos los rivales del Real Madrid en la Liga ACB y la Euroliga respiraron de alivio. Aunque una pérdida de este calibre siempre constituye una puñalada para el prestigio de ambos torneos y el espectáculo se verá claramente resentido, una indisimulable sonrisa retrató a jugadores y técnicos de los rivales directos merengues.
Todos ellos son sabedores de que por fin se han quitado un peso de encima con la marcha a la NBA de un base desequilibrante en todos los aspectos del juego. Desde luego, la alegría estaba justificada teniendo en cuenta la tiranía ejercida durante los últimos tiempos por el argentino a este lado del Atlántico, donde acaso Shane Larkin era el único que le podía mirar a los ojos en un duelo a cara de perro.
Los sudores fríos y los miedos llegarán a partir de ahora a la pizarra del entrenador vitoriano que ha devuelto el esplendor a la sección de baloncesto merengue con la friolera de 20 títulos desde 2011 y también un juego sumamente atractivo con el que se identifican los buenos amantes al deporte de la canasta.
El próximo rival del TD Systems Baskonia y, por ende, Pablo Laso se han quedado completamente huérfanos sin la magia y el indomable carácter del Facu, un tipo que nunca hacía prisioneros cada vez que salía a una cancha. Con el lógico respeto para las demás estrellas blancas, ha sido el principal artífice de la dorada etapa comandada desde el banquillo por quien fuera uno de los grandes bases de la historia azulgrana.
El desafío de dar continuidad a su ciclo ganador, traducido en 5 Ligas ACB, 6 Copas del Rey, 6 Supercopas, 2 Euroligas y una Intercontinental, será titánico para el gasteiztarra a corto-medio plazo. Básicamente porque el Real Madrid, tan damnificado a nivel económico por la pandemia como el resto de clubes, ya ha confirmado que no acudirá al mercado para encontrarle un relevo que mitigue el gigantesco vacío al frente del timón.
El vitoriano deberá apañárselas con lo que tiene. En este sentido, tampoco compite con balas de fogueo. Ni siquiera los seis millones de euros que ingresará por la cláusula de rescisión del Facu -una cifra fuera de mercado en el mundo del baloncesto que comenzó a ser sufragada por el albiceleste con los honorarios que debía percibir hasta diciembre- posibilitarán un regalo de Navidad por parte de Florentino Pérez.
Sin la mayúscula figura de Campazzo, cuya jerarquía había alcanzado unos niveles insospechados tras las bajas expectativas que despertó su llegada a la Casa Blanca, Laso es el primer consciente de que el camino estará repleto de trampas. Nadie acudirá momentáneamente al rescate del timón blanco, en manos del cuestionado Nicolás Laprovittola y del bisoño Carlos Alocén.
Casualidades del destino, ni el exbaskonista ni el maño recibieron la alternativa por parte del preparador vitoriano para disputar los minutos calientes del último partido continental del Real Madrid en Moscú. Fue un veterano curtido en mil batallas como Sergio Llull el encargado de dirigir los últimos ataques merengues en el Megasport Arena, testigo de una genialidad de Mike James con un triple más adicional a falta de dos segundos que dejó un agónico triunfo en casa para el CSKA.
Pese a ser conocedor en los últimos tiempos de las intenciones de Campazzo de cambiar de aires, Laso no ha tratado de inyectar confianza a los hombres que desde hace una semana mueven los hilos del interminable Real Madrid. De hecho, han sido incontables los partidos en los que el timonel argentino se ha visto obligado a meterse entre pecho y espalda auténticas minutadas con el fin de que algunas victorias no se marcharan por el sumidero.
Como trasfondo figuraban las insuficientes prestaciones de Laprovittola, al que se cerró la puerta de salida en el verano cuando tenía un acuerdo con el Panathinaikos, y la inexperiencia de Alocén, un proyecto de gran jugador pero todavía falto de horas de vuelo para pilotar una nave tan exigente como la blanca. El TD Systems Baskonia, que mañana visita en horario discotequero (21.15 horas) el WiZink Center en el partido adelantado de la jornada 17, tendrá una buena oportunidad para hurgar en la herida del flanco más débil de Laso.
El TD Systems dispone mañana de una buena oportunidad para hurgar en la herida del flanco más débil de los merengues
Nadie acudirá a corto plazo al rescate de un histórico azulgrana, que deberá tirar con Laprovittola, Alocén y la puntual ayuda de Llull