El encuentro de ayer del Baskonia fue una auténtica montaña rusa en la que el conjunto vitoriano pasó del cielo al infierno y viceversa sin solución de continuidad y, como no podía ser de otra manera, así fue precisamente su epílogo. Unos segundos en los que se condensaron, de manera dramática para la escuadra gasteiztarra, todos los loopings de los treinta y nueve minutos anteriores. Y al margen del ejecutor Ferrán Bassas, este doloroso cierre del duelo tuvo en Pierria Henry a su protagonista principal.

Tras rubricar en la primera parte una actuación tan gris como el resto del equipo, el base estadounidense salió del vestuario dispuesto a borrar totalmente la mala imagen ofrecida y a asumir las riendas de una remontada que se antojaba imposible. Sin embargo, el peculiar director de juego azulgrana ha dejado claro en numerosas ocasiones que tiene la capacidad de lanzarse una y otra vez contra cualquier muro, por impenetrable que este sea. El construido ayer por el Joventut en los dos primeros cuartos lo sufrió en carne propia.

De esta manera, el de Virginia se convirtió en el Correcaminos y al endiablado ritmo de este personaje volvió a ofrecer otra exhibición de sus muchas virtudes. Defensa asfixiante a sus pares, robos de balón imposibles, penetraciones contra todo el equipo rival que acabaron en canastas, triples, asistencias... Un extenso y brillante catálogo en definitiva que lleva al Baskonia a ir limando poco a poco la amplia desventaja con la que había llegado al descanso. A falta de cinco minutos, la insistencia de Henry -bien secundado por Polonara y Fall entre otros- dio sus frutos y Giedraitis devolvió el mando en el marcador a los vitorianos (67-69) después de muchísimo tiempo.

Desde entonces el Baskonia llevó la iniciativa, aunque por estrecho margen. A 1.14 para el final, un mate de Fall le dio cinco puntos de renta al TD Systems y parecía certificar la sufrida victoria. Los 23 puntos de Henry y, sobre todo, su liderazgo habían resultado fundamentales para ello. Sin embargo, la Penya no se rindió y se situó a un punto (80-81) a falta de 31 segundos.

Entonces, el estadounidense volvió a asumir la responsabilidad y forzó una falta personal que le concedió dos tiros libres a once segundos del final. Anotó el primero pero el segundo se estrelló contra el aro dando lugar al último bucle de la montaña rusa vivida en el Olímpic. El Joventut montó un rápido ataque, Ribas penetró llevándose la atención de toda la defensa vitoriana, dobló la pelota a Ferrán Bassas plantado tras la línea de 6,75 y este, tras fintar un desesperado intento de tapón de Henry, clavó el triple letal para el Baskonia. Fue el frenazo más brusco posible para el Correcaminos.