- En plena pandemia del coronavirus, el incertidumbre preside el futuro de la Euroliga 2019-20. Aplazada sinedie tras la última reunión telemática llevada a cabo por los clubes con licencia A, entre ellos el Baskonia, la cancelación definitiva va ganando terreno ante la certeza de que la emergencia sanitaria ha adquirido ya una gravedad impensable, las restricciones para viajar por los diferentes países del Viejo Continente son cada vez más duras y apenas habrá fechas disponibles para cuadrar un calendario mínimamente sensato en el futuro.
Mientras son días de deliberaciones en su entramado con voces como la de Tony Parker -propietario del Asvel Villeurbanne- exigiendo realismo y reacias a que se reanude, su enemiga irreconciliable acaba de tomar una decisión insólita que puede servir como posible espejo para tratar de terminar la actual temporada. La FIBA, que no desea perder su cuota de poder en el Viejo Continente y siempre va sobrada de dinero para tratar de captar a muchos equipos sin espacio en la Euroliga, organiza de forma paralela otra competición menos mediática como la BasketballChampionsLeague que sí tendrá un ganador final. Será el próximo 4 de octubre en una sede aún por designar que apunta a Jerusalén (Israel). Es decir, una fecha a priori impensable en la cabeza de muchos entendidos en la materia porque se salta a la torera muchas leyes que imperan hoy en día en el baloncesto.
El máximo organismo de la canasta decidió en una videoconferencia del pasado martes que su particular joya de la corona concluirá sí o sí, pero sorprendió al anunciar que lo hará mediante una Final a Ocho que se jugará en cinco días: del 30 de septiembre al citado 4 de octubre. Eso sí, esta determinación puede acarrear farragosos conflictos a nivel legal y carece de un respaldo unánime. Está por ver si se cumplirá este objetivo y su viabilidad resulta muy dudosa, básicamente porque invadirá las fechas correspondientes a la próxima campaña.
Puede darse, por ejemplo, el caso de jugadores que no tomen parte en esta fase final al haber acabado oficialmente sus contratos el 30 de junio. Para ello, resultará necesario alcanzar acuerdos privados con ellos o un cambio en la reglamentación respecto a la duración de los vínculos. De momento, no se han producido reacciones a esta determinación de la FIBA por parte de otros actores del deporte de la canasta. Para esta Final Eight de la FIBA ya hay seis equipos clasificados: el Casademont Zaragoza, el San Pablo Burgos, el Nymburk checo, el AEK griego, el Turk Telekom turco y el Hapoel Jerusalem israelí. Las dos plazas restantes irán a parar al Iberostar Tenerife de Marcelinho Huertas u Ostende belga y al Nizhny ruso o Dijon francés. Antes de que lo impidiera el coronavirus, el formato de la Champions League consistía en dos eliminatorias de octavos y cuartos de final al mejor de tres encuentros como preludio de la Final Four en casa de uno de los equipos que hubiese obtenido el pasaporte.
Cabe recordar que en el momento de la suspensión de la Euroliga restaban por disputarse las seis últimas jornadas de la fase regular, las eliminatorias del Top 8 y la Final Four del Lanxess Arena, prevista en principio del 22 al 24 mayo pero que verá alteradas sus fechas por razones obvias. El aplazamiento de los Juegos Olímpicos, algo que dará pie a poder disputar partidos en los meses de verano, representa la única esperanza de Jordi Bertomeu y los 18 participantes para evitar el desastre.
De lo que no hay duda es que trasladar a la máxima competición continental esta idea de la FIBA supone una auténtica quimera porque había muchos equipos implicados en la pelea por la octava plaza y ninguno aceptaría que una decisión tomada en los despachos le prive de la posibilidad de seguir vivo en la Euroliga tras los ímprobos esfuerzos realizados hasta la fecha.