El Kirolbet Baskonia compareció ayer en Moscú sabiendo que estaba condenado a luchar contra un imposible. Si en condiciones normales rendir visita al CSKA de Moscú ya supone un examen de la máxima dificultad para cualquier conjunto, hacerlo en un momento como el que atraviesa el combinado de Dusko Ivanovic es poco menos que el anticipo de una eutanasia segura. Sin embargo, durante buena parte de la contienda la escuadra azulgrana fue capaz de luchar contra un destino anunciado y ofrecer pequeños síntomas para la esperanza. No fue suficiente no obstante y finalmente terminó sucumbiendo a la lógica que dictaba que emprendería el viaje de regreso a casa con una nueva derrota en su casillero particular.

A diferencia de lo que venía ocurriendo en sus últimas comparecencias, la puesta en escena fue una clara demostración de intenciones por parte alavesa. De esta manera no solo no permitió a su adversario escaparse en el marcador sino que fue el propio Kirolbet quien piso el acelerador para ofrecer una notable versión de sí mismo. Especialmente en la parcela ofensiva, encadenando de manera prácticamente ininterrumpida ataques con final feliz. La circulación de balón funcionó como hacía tiempo que no se recordaba y los discípulos de Ivanovic redondearon el trabajo con una mano casi infalible. Los 21 puntos anotados en los cinco primeros minutos del choque dan buena cuenta de ello.

Al CSKA pareció sorprenderle este notable arranque gasteiztarra y durante esta fase inicial únicamente pudo seguir la estela visitante a base de destellos de la calidad individual de sus hombres. Los nueve puntos de desventaja (12-21) que supusieron la máxima renta baskonista se convirtieron en la alarma que despertó al cuadro ruso de su letargo. A partir de ese momento, la decoración de la contienda comenzó a cambiar de manera lenta pero inexorable. El exazulgrana Mike James tomó las riendas de los moscovitas y un parcial de 15-2 devolvió el mando en el marcador a los locales en el tramo final de este primer cuarto. No solo aumentó su nivel ofensivo el plantel de Itoudis sino que también elevó varios peldaños el listón de su defensa para cortocircuitar el camino de los vitorianos hacia la canasta.

Con todo, el equilibrio se mantuvo en el luminoso también en el segundo parcial. Una fase del encuentro en la que el Baskonia se apoyó fundamentalmente en el excelente trabajo de Fall en ambas zonas. Intimidando al máximo en defensa y produciendo prácticamente en cada ataque, bien fuera con canastas, rebotes ofensivos o provocando personales. Una absurda falta antideportiva a 2.38 del descanso le mandó al banquillo con 44-40. Un tiempo que el CSKA aprovechó para pegar otro pequeño estirón que el conjunto vitoriano a duras penas pudo contener (52-46).

La balanza continuaba sin decantarse definitivamente pero el duelo ya comenzaba a inclinarse claramente hacia el bando local, mucho más fresco de piernas e ideas. Una tendencia que se confirmó sin paliativos al regreso de los vestuarios. De nuevo con James como principal artífice de otro demoledor parcial (14-3), la escuadra rusa se fue hasta los quince puntos de ventaja (71-56) que se antojaban la puntilla definitiva para las escasas opciones alavesas.

Fue esa, sin duda, la peor fase de un Baskonia que acusó el enésimo golpe que recibe a lo largo de esta temporada y durante algunos minutos optó por tirar la toalla esperando que ese gesto provocase la detención del intenso castigo. El inicio del último cuarto ofreció así la triste escena de un equipo convertido en poco más que un pelele en manos de un adversario muy superior. Se llegó así al 86-67 a 5.21 para el final que parecía el inevitable anticipo de una nueva tunda para los azulgranas.

No fue así afortunadamente. La relajación hizo acto de presencia en un CSKA plenamente consciente de que la victoria no podía escapársele y el Baskonia lo aprovechó para rebuscar en su interior el orgullo que siempre le ha caracterizado. Con ese carácter por bandera y de nuevo sostenido por un Fall imparable para los locales se lanzó a recortar diferencias sabiendo que su esfuerzo estaba destinado a morir en la orilla. Así sucedió pero, al menos, encontró el camino que le puede conducir al éxito cuando no toque luchar contra lo imposible.

Buen inicio El Baskonia arrancó muy acertado, lo que le permitió adquirir una pequeña renta que le dio 'vida' hasta el descanso.

Desconexión en el tercer cuarto El tramo final del segundo periodo ya ofreció síntomas claros del dominio moscovita que se consumó tras el descanso. En el tercer cuarto el Kirolbet volvió a mostrar su imagen más habitual este curso, colapsado en ataque e incapaz de contener al rival en defensa. Terminó bajando los brazos impotente.

Relajación local y dominio de Fall El epílogo deparó la inútil reacción alavesa, cimentada en un Fall imparable y la relajación del CSKA.