Vitoria - Aunque quizá haya otros nombres mucho más sonoros de cara al aficionado, el talentoso ojo clínico de Alfredo Salazar ha encontrado a otro jugador que tranquilamente puede considerarse ya como uno de los mejores a este lado del océano Atlántico en su posición. Cierto es que el brillo de los focos suele centrarse sobre la figura de un Tornike Shengelia que acostumbra a ser tan letal en el ataque como condescendiente con sus oponentes en defensa, pero en el caso de Vincent Poirier no existe misericordia en ninguna de las dos partes de la cancha. Un gigante dentro de las dos zonas, que tan pronto machaca el aro rival como intimida para evitar la canasta en el propio. Un pívot que hace poco más de un año era un desconocido cuando aterrizó en Vitoria procedente del Paris-Levallois Basket y que ahora apunta directamente a un no muy lejano desembarco en la NBA visto su descomunal rendimiento en el Baskonia, club especialista como pocos en conseguir catapultar jugadores hacia el baloncesto estadounidense.

Ante el CSKA, Poirier firmó una actuación magistral (18 puntos y 8 rebotes para 25 de valoración en casi 29 minutos sobre el parqué), siendo el factor clave de la victoria vitoriana en las dos partes de la cancha. En el plano defensivo, determinante ayer para reducir el poder de fuego de los rusos al mínimo -sus 73 puntos anotados suponen su segunda marca más baja, solo por encima de los 69 que le endosó al Olympiacos-, haciendo un serio trabajo sobre dos cincos muy móviles como Othello Hunter y Kyle Hines, pero, sobre todo, aportando unas ayudas sensacionales a sus compañeros que sirven para explicar que genios como Nando de Colo -le amargó durante el tramo decisivo- y Sergio Rodríguez no fuesen capaces de encontrar el camino hacia la canasta cuando se internaron en la pintura.

Además de erigirse de nuevo en un muro prácticamente infranqueable en defensa, Poirier fue también anoche el arma más efectiva del ataque baskonista. El juego se volcó sobre su figura durante la primera parte en la que machacó sin piedad y cual martillo pilón el aro ruso -y eso que se le salieron un par de mates- hasta alcanzar los 14 puntos. No apareció con acierto hasta los minutos finales -la labor de sus compañeros para mantenerse en partido, con un gran trabajo defensivo y reparto coral de puntos en la ofensiva fue muy importante-, cuando fue decisivo con un par de tiros libre y, sobre todo, un palmeo para completar la explosión de Shengelia y atar una victoria de calibre mayor.

Una exhibición propia de un jugador que agiganta su figura con el correr de las semanas y que por méritos propios se ha ganado ser considerado como uno de los mejores cincos de Europa.

El Kirolbet Baskonia sigue acumulando registros históricos en la Euroliga y con su victoria de ayer contra el CSKA alcanzó la cifra redonda de 250 triunfos en la máxima competición continental, de la que es un fijo desde el comienzo de este milenio.