Vitoria - El Kirolbet Baskonia estaba tirando de oficio para sacar adelante sin demasiados problemas el duelo ante el UCAM Murcia. Después del titánico esfuerzo desarrollado durante la semana para tratar de llevar la serie ante el Fenerbahce hasta su último capítulo resultaba evidente que el combinado vitoriano no estaba precisamente para florituras pero, con una faena de aliño, parecía tener en sus manos un nuevo triunfo que consolidaba sus opciones de acabar la fase regular en segunda posición. Ese era al menos el análisis generalizado entre todos los que estaban presenciando el encuentro cuando, a falta apenas de cinco minutos para la conclusión del mismo, el marcador reflejaba un tranquilizador 81-68 para los locales. Sin embargo, de repente, al plantel de Pedro Martínez se le apagaron las luces.
Como si el suministro de oxígeno a sus cabezas y piernas se hubiera interrumpido inesperadamente, los jugadores azulgranas se adentraron en una absoluta oscuridad que a punto estuvo de costarles una victoria que se antojaba asegurada. Sin saber como reencontrarse con una mínima luz que les permitiera salir del túnel, protagonizaron un epílogo de partido en caída absoluta en todos los aspectos del juego. Porque ni en defensa ni en ataque fueron capaces de encontrar argumentos con los que recuperar el rumbo.
Tanto despropósito continuado se trasladó, como no podía ser de otra manera, al marcador y el Baskonia encajó en esos cinco minutos finales un demoledor parcial de 6-17 que pudo haber sido todavía peor si en la última acción del encuentro los colegiados hubieran señalado la falta personal sobre Hannah.
Un detalle que demuestra bien a las claras la absoluta parálisis baskonista en ese tramo del duelo es que cuatro de los seis puntos que anotó el equipo llegaron desde los tiros libres y solamente pudo anotar una canasta en juego, obra de Matt Janning. El colchón previo, al menos, evitó que la caída acabara en derrota.