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El guión casi soñado. Dosificó esfuerzos en una jornada propicia por la debilidad verdinegra. Sigue empeñado en alimentar la confianza del joven Malmanis, cuyo desparpajo está ya fuera de toda duda. Rescató del anonimato a Vildoza tras el descanso, pero el experimento apenas funcionó cuatro minutos ante las dudas de un base argentino que no aprovechó una oportunidad inmejorable.

Nada exigido. El Baskonia apenas sufrió sobresaltos ante un Joventut que confirmó en el Buesa Arena las causas de su progresivo declive en los últimos años. Exceptuando la relajación del tercer cuarto, los vitorianos pasaron por encima de un adversario muy pobre en todas las facetas.

Crecimiento local. Desde la llegada de Pedro Martínez, las sensaciones en el entorno azulgrana son otras pese a que hay jugadores todavía por debajo del nivel esperado. Sin apretar a fondo el acelerador en un día con minutos para todos, el Baskonia tuvo suficiente con los fogonazos de calidad de Shengelia para no perder el pulso en la pelea por los puestos coperos.

vitoria - Con excepción de un inquietante tercer cuarto, presidido por una desmedida laxitud defensiva y las imprecisiones ofensivas con Luca Vildoza al frente del timón, la visita del Joventut al Buesa Arena se convirtió en una balsámica sesión de baño y masaje. Para un Baskonia resignado a vivir en el filo de la navaja durante los últimos tiempos con encuentros de lo más extenuantes resueltos a cara o cruz, se agradece una jornada benigna como la de ayer en la que, dejándose incluso llevar, puede rescatar la victoria con cierta suficiencia. Antes de afrontar una semana trascendental de cara a su porvenir europeo, el calendario concedió una pequeña tregua con el fin de economizar esfuerzos y proseguir con su escalada a nivel doméstico.

Fue el guión casi soñado por Pedro Martínez, empeñado en seguir alimentando la confianza del descarado Malmanis ante la reiterada orfandad de una cara nueva para el juego interior, capaz de permitirse otro lujo como el novedoso ingreso del base argentino en la segunda parte ante el escaso miedo escénico propiciado por un Joventut de capa caída y que también descargó de minutos a algunos titulares debido al trajín de partidos que aguardan a la vuelta de la esquina. El Baskonia mantuvo en todo momento a raya a un histórico falto de uñas y sumergido en una precaria situación clasificatoria.

Ni siquiera saltaron las alarmas en el tercer cuarto cuando el marcador se estrechó de manera insospechada (61-59) ante los brotes de apatía azulgrana. Sin embargo, pronto supo reconducir el rumbo un anfitrión aplicado, intenso y con el colmillo afilado de Shengelia, el bombero que apagó el fuego de la estéril reacción catalana. Los chispazos de calidad del georgiano, sin rastro del golpe sufrido ante el Khimki, disiparon cualquier duda en el ambiente. Un posible tramo de incertidumbre fue cortado de raíz por el capitán, voraz a la hora de buscar las cosquillas a sus pares en el poste bajo y una fuente de producción permanente.

apretar lo justo Sin margen para más regalos en su áspero camino hacia la Copa, el Baskonia delimitó el territorio desde el inicio y aprovechó la candidez verdinegra. Tan fácil lo vio que, tras el intermedio, sufrió una pájara que reprodujo los peores fantasmas del arranque de temporada. Casualidades del destino, Vildoza fue el damnificado del inesperado resurgir visitante. Apenas aguantó cuatro minutos la tercera pata de la dirección vitoriana, rescatado del anonimato por su entrenador pero que no aprovechó una ocasión propicia para elevar su autoestima.

Fue el único lunar de una tarde plácida en la que el Baskonia cumplió sin apuros un trámite. Las siguientes curvas del calendario son peligrosas y la plantilla apretó lo justo el acelerador para dar buena cuenta de un histórico que sigue sin dejar atrás una de sus etapas más negras. Con Sergi Vidal difuminado, el Joventut confirmó en el Buesa Arena que es un firme candidato al descenso a LEB Oro.

Antes de la fulminante aparición final de Shengelia, la aseada dirección de Granger, la pegada de Janning y la solidez de Poirier sobresalieron dentro del buen tono a nivel colectivo. El Joventut, carente de fe, apenas dio la réplica con los tiros abiertos de Kulvietis y Gielo. Más tarde, la defensa alavesa también sufrió las acometidas de Wayns y Richard, pero el partido quedó sentenciado de un plumazo con ese parcial de 9-0 que clausuró el tercer cuarto. El tranquilizador 70-59 dejó todo visto para sentencia y sepultó las esperanzas de la Penya.

La floja identidad del rival invitaba a permitirse ciertos lujos y Pedro Martínez decidió proteger a Shengelia concediendo la alternativa en el cinco inicial a Malmanis. Si en la Euroliga la ausencia de un cuatro suplente se deja sentir, las apreturas no tienen ni punto de comparación a nivel doméstico. El bisoño letón cumplió otra vez de manera notable e incluso protagonizó la jugada de la tarde con un pase de fantasía por la espalda a Ilimane. Fue Timma, un jugador necesitado de confianza pero que se apagó con el paso de los minutos, quien capitaneó el tempranero despegue local gracias a siete puntos consecutivos. El letón ya no daría más señales de vida, pero su testigo fue recogido por otras piezas dispuestas a imponer la lógica. En definitiva, una victoria que entraba en todos los pronósticos antes de que lleguen las emociones fuertes en la Euroliga.

Voraz a la hora de producir bajo los aros y el bombero que abortó de raíz el intento de rebelión verdinegra en el tercer acto. Un martillo pilón que evitó problemas en el tramo de la verdad.