vitoria - Con el inicio del siglo XXI, el Baskonia comenzó a disfrutar de su época más brillante de resultados y los títulos comenzaron a llegar con asiduidad a las vitrinas del Buesa Arena. Fue sin duda una época excepcional en la que el conjunto vitoriano se significó de manera incuestionable por una manera única de actuar tanto dentro como fuera de las pistas. Insaciable en el parqué y en los despachos las gestiones deportiva y económica ofrecieron un rendimiento superior incluso al mejor imaginable. Los resultados son conocidos y recordados por todos y sin duda una de las claves que propició aquellos éxitos fue que la escuadra de Zurbano se sustentase habitualmente sobre bloques sólidos, con jugadores de enorme calidad y que perduraban en el tiempo. Es cierto que prácticamente todos los veranos se producía alguna salida y los cambios resultaban inevitables al cien por cien pero la esencia del grupo se mantenía.
El paso del tiempo y la aparición de problemas económicos desconocidos hasta entonces provocaron, sin embargo, que esa esencia se fuera diluyendo y el Baskonia se convirtió prácticamente en todo lo contrario de lo que le había llevado a destacar. El Buesa Arena se convirtió en una estación de paso con un tráfico masivo y prácticamente resultaba imposible que los aficionados recordasen los nombres de los jugadores de un ejercicio para otro. Nada que ver con la plena identificación con los quintetos que recitaban de memoria poco tiempo atrás.
Pues bien, la directiva de Josean Querejeta parece decidida a recuperar de inmediato ese exitoso modelo del pasado. Y sus primeros y espectaculares movimientos recién terminada la participación del equipo en esta liga 2016-17 así lo confirman. La continuidad de Shengelia en Vitoria ha sido sin duda la noticia de la semana y la señal más clara del camino que desea recorrer la entidad de Zurbano.
Hacía muchos años, demasiados, que el club no era capaz de convencer a uno de sus jugadores importantes para renovar su contrato a la conclusión de su primer vínculo. El último había sido Fernando San Emeterio tras su inolvidable dos más uno de 2010. Desde entonces, todo habían sido preocupantes negativas. Sin embargo, el ala-pívot georgiano ha roto esta dinámica y ha firmado una renovación para las tres próximas temporadas pese a haber despertado el interés de muchos otros equipos y que su condición de cupo le convierte en una pieza más que cotizada.
Aun así, ha preferido continuar como azulgrana. Pero el de Toko no es el único movimiento destinado a favorecer la construcción de un bloque sólido y perdurable en el vestuario. De esta manera, el primer fichaje que se ha hecho oficial, el del alero letón Janis Timma, también llega a Vitoria con un contrato de tres años de duración bajo el brazo.
Pero es que, además, el Baskonia está tratando de convencer a la que ha sido su gran estrella este curso para que permanezca bajo la disciplina azulgrana a medio plazo. Para ello, ha puesto sobre la mesa de Shane Larkin una oferta de renovación de tres años que el pequeño base estadounidense está estudiando. Algo parecido trata de conseguir igualmente con Adam Hanga aunque en este caso parece más difícil poder convencer al magiar.
Lo que resulta evidente, no obstante, es que el cuadro de Zurbano se esfuerza por construir un proyecto que pueda reportar éxitos a corto y medio plazo. Algo que, obviamente, implica un importante desembolso económico. Un gasto que Josean Querejeta parece en condiciones de asumir ahora tras demasiados años de estrecheces. El impulso de la nueva euroliga, el más que previsible acuerdo con un nuevo patrocinador y la cohabitación con el Alavés son sin duda factores determinantes para hacerlo posible. Solo falta que el revival ofrezaca los mismos resultados que el modelo original.