Aún entrando entre las posibilidades y aún siendo posible por cuanto en el pasado más reciente ya había dado muestras de poder hacer saltar la banca en un escenario similar, la realidad es que ayer las casas de apuestas deportivas no eran ni mucho menos favorables ni proclives a hacer millonario a quien decidiese apostar a favor de un triunfo de Baskonia en el Ulker Sports Arena. Y no lo eran porque este Fernerbahce, aún con bajas sensibles como la de Udoh, era mucho equipo, porque encaraba el partido de ayer con una inercia tremenda de cinco triunfos consecutivos en su propia cancha y porque la trayectoria del conjunto vitoriano, además de las ausencias de varios de sus jugadores, tampoco invitaba al optimismo. Pero ahí arreció como otras muchas veces el carácter del equipo, el manido Carácter Baskonia, que sirvió para dar un paso de gigante a la hora de consolidarse entre los ocho primeros clasificados. Firmó Baskonia en Estambul un triunfo de prestigio. Excepcional por la forma y el fondo. Si bien en los dos primeros cuartos el comportamiento resultó aseado, en la reanudación, con la presión de un pabellón tan caliente, los de Sito Alonso se encargaron de mantener a la escuadra turca a raya a partir de un meritorio trabajo defensivo coral, impidiendo que a cada uno de sus continuos zarpazos le siguiera un episodio de desconfianza.
Y gran parte de la culpa de esta templanza la tuvo un secundario de lujo, Rafa Luz, un base poco dado a los ejercicios de explosividad de su compañero Larkin pero tremendamente inteligente y honrado a la hora de saber interpretar el partido. Los problemas que ayer presentaba Laprovittola en uno de sus tobillos le abrieron de par en par las puertas para ser el encargado de dar aire al base americano cuando Sito lo estimase. Para eso y para dormir el partido cuando fuera menester, algo que Luz leyó de manera magistral en el primer cuarto y, sobre todo, en el tercero. Con un resultado más que notable en los casi 12 minutos que disputó (sumó 10 puntos, 4 asistencias y 4/5 en tiros de campo para un total de 13 de valoración), el carioca cumplió con creces antes de entregar los planos del encuentro a Larkin pero, sobre todo, a Beaubois, que a pesar de sus discretos tres primeros cuartos decidió asumir la responsabilidad de detonar el partido en los últimos dos minutos, cuando el marcador señalaba un inquietante 70 a 71. Y ahí asomó el francés, con un triple y dos tiros libres que cerraron la pasión turca, que así y todo llegó a su última jugada con la posibilidad de empatar a 79. No pudo ser y Baskonia asumió una victoria de prestigio, otra más, en una cancha de campanillas. La enésima demostración de orgullo de la mal llamada segunda unidad, la de los Luz, Blazic, Voigtmann y compañía... Meritoria entereza en tierra hostil.
El Baskonia amargó el cumpleaños a todo un ganador de ocho Euroligas como Zeljko Obradovic, que ayer cumplía 57 años y al que sus jugadores no pudieron dedicar la victoria por culpa de la excelente actuación completada por el Baskonia.