vitoria - Ayer no era ni 4 de agosto ni desde luego las seis de la tarde, pero casi. Ni tampoco asomaba en lo alto de la torre de San Miguel la figura del famoso aldeano de Zalduando, que poco faltó. Ayer sábado no era el día grande de las fiestas de La Blanca ni tampoco era la plaza de la Virgen Blanca la que hervía como una olla a presión, sino que era el día del Baskonia y el baskonismo y no porque la escuadra alavesa hubiera ganado un título que así lo merecía. No. Ayer la Virgen Blanca se tiñó de azul y grana porque un grupo de fieles baskonistas enrolados en la fanfarre Biotzatarrak -ojo que llevan 31 años animando al equipo por tierra, mar y aire- decidió hace dos años homenajear al baloncesto y a la Copa con una kalejira que surgió de la improvisación más absurda y que hoy lleva camino de convetirse en algo permanente. Aquella primera vez tuvo lugar en Gran Canaria, donde curiosamente el Baskonia no se clasificó para la Copa. Así y todo, unos cincuenta aficionados se desplazaron desde Vitoria y en una de las calles colindantes al pabellón empezaron a tocar con la grata sorpresa de que al rato tenían tras de sí a otro montón de aficionados de otros equipos. Aquello les dio alas y al año siguiente, en A Coruña, los preparativos ya estuvieron a otro nivel. Otro éxito de fiesta y convivencia que llenó minutos de radio y televisión y páginas enteras de periódicos.
Como era de esperar teniendo en cuenta que este año la Copa se disputaba en casa, Andoni, Lagartijo, Mireia, Edu, Andoni, el Pelos y compañía perjeñaron un plan que, visto el resultado, superó las expectativas. Porque salvo en días muy señalados como el citado 4 de agosto o la celebración de algún título o logro por parte de Alavés o Baskonia, pocas veces la Virgen Blanca se había colapsado como lo hizo ayer al mediodía, y eso que en la gran quedada estaba formada por aficiones de distinto calado y procedencia. Así y todo, no hubo ni un solo incidente a lo largo del recorrido, que atravesó varias arterias del Casco con las consiguientes paradas para el avituallamiento. Fue sin duda, al margen de la foto de mañana del campéon, la imagen de la Copa. Un espectáculo sin precedentes para un torneo tan especial; fiesta y convivencia a partes iguales por el empeño de un grupo de viejos rockeros llamados Biotzatarrak.