La Copa del Rey de baloncesto es un torneo diferente. En cualquier deporte, la Copa del rey dentro del escalafón de los títulos siempre está varios peldaños por debajo del título de liga o cualquier título continental. En el fútbol, por poner un ejemplo, solo se valora un título como la Copa del Rey cuando se gana o cuando viene acompañado de algún otro título. El resto de aspirantes que no lo han conseguido le quitan importancia. Infinidad de ejemplos tenemos en el fútbol que afrontan los partidos de Copa con los jugadores que menos minutos disputan en liga. Eso y el poco seguimiento mediático hacen que se le valore como un trofeo secundario. Por eso, la Copa del Rey de baloncesto es un ejemplo para el resto de las disciplinas deportivas, en el sentido que en cuatro días se convierte en el centro de atención de todo el mundo. Los medios de comunicación en esos días focalizan todos sus esfuerzos en describir y contar todo lo que sucede dentro y fuera de la cancha. Es tal la atención mediática que incluso los partidos de la liga regular de la NBA quedan aparcados por los aficionados para centrarse en todo lo que pasa, en este caso, en Vitoria. Desde hace unos cuantos años, la Copa del Rey de baloncesto es un hito y una cita que la eleva más allá de su propia importancia, es decir, le da más valor que la que en realidad tiene (si la comparamos con la liga o con la Euroliga). Por eso, todos los equipos que participan en la fase final no son ajenos a esa atención mediática y están con los cinco sentidos puestos, con la máxima ambición y con ganas de hacerlo lo mejor posible. Es una gran oportunidad para que los jugadores se reivindiquen, se revaloricen y se dejen querer por todos los ojeadores que pueblan las gradas del pabellón. Todo jugador que no haya vivido una fase final aquí no sabe de lo que estoy hablando. Incluso para el propio aficionado no tiene nada que ver un partido de liga regular o uno de Copa. A nivel mediático, se podría comparar con el All Star Game de la NBA pero con mayor competitividad y transcendencia deportiva. Al Baskonia le ha tocado en cuartos el Tenerife, equipo complicado con un nivel de juego y clasificatorio que le ha permitido ser indiscutiblemente la revelación de la liga con un 75% de victorias. A nivel presupuestario, es el invitado especial entre los primeros. Los precedentes más cercanos les favorecen, pero no es momento de fijarse en las estadísticas ni en los enfrentamientos anteriores. Todo ello es pasado. El Baskonia va a tener una gran responsabilidad ante sus aficionados que va a tener que canalizar de la mejor manera posible para que no se le vuelva en contra. El baloncesto profesional es muy exigente y olvidadizo. De hecho, los últimos tropiezos en Euroliga han empañado un poco la imagen del equipo. Y mira que a principio de temporada hubiéramos firmado estar donde estamos. Pero así es el deporte. Txus Vidorreta sabe muy bien la presión que tendrá el Baskonia y seguro que jugará con ello. Pero el Baskonia tiene un gran plantel y jugadores como Bargnani deben dar un paso al frente y empezar a demostrar por qué se confió en él. Puede ser su última oportunidad. El resto lo dejamos en manos de Larkin y un cansado Hanga. Hace unos días, se jugó la Copa de la Reina en Girona con un formato diferente al masculino ya que las dos primeras clasificadas de la primera vuelta de la fase regular se metían directamente en semifinales. Y los equipos del tercero al sexto jugaban para ser los otros dos semifinalistas. Aquí tuvimos protagonismo vasco, ya que tanto el Gernika como el Araski vencieron en sus respectivos encuentros y se metieron por derecho propio en las semis. Luego las favoritas ejercieron como tales y tuvieron que hacer las maletas. Desde aquí mandarles mi enhorabuena a ambos equipos por su trayectoria, sobre todo al Araski por conseguirlo en su debut en la categoría. En la Copa de la Reina me pude dar cuenta que en muchos aspectos técnicos y tácticos, las chicas juegan mejor que los chicos. En general, en el baloncesto femenino no existe un dominio tan grande desde el punto de vista físico, y por eso su baloncesto debe ser pulido cuidadosamente para solventar todas las triquiñuelas de los contrarios. El día que suba la presencia física y mantengan las cualidades técnicas y tácticas, el baloncesto femenino subirá muchos quilates y tendrá muchos más adeptos.
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