101

88

Expectativas superadas. Acabar la primera vuelta de la Euroliga con diez victorias es un registro espectacular. El técnico madrileño, al que muchos veían con cierto recelo, ha seguido la magnífica estela dejada el pasado ejercicio por Perasovic. Tomó esta vez decisiones valientes como no dar minutos a un Prigioni fuera de forma y alineó nuevamente de forma testimonial a Blazic.

Vitoria - Cada vez que ese pegadizo I feel devotion retumba antes de cada partido ya sea en el Buesa Arena o cualquier cancha del Viejo Continente, el Baskonia se transforma en una máquina competitiva. Si en la ACB tiende a racanear en el esfuerzo y se deja llevar más de la cuenta consciente de que tiene margen para reaccionar, en la Euroliga no hay una actitud contemplativa o apática que valga. En un escenario que llama a grandes heroicidades y donde uno va sobrado de motivación, se comporta como el clásico león enjaulado que muerde al rival, demuestra una ambición colosal y no hace prisioneros. Ayer puso el broche de oro a una primera vuelta espectacular con el único lunar de la salida a Moscú.

La tropa vitoriana dio buena cuenta del moribundo Maccabi, elevó a diez su casillero de victorias y consolidó así su lugar de privilegio en la zona noble. Más es imposible pedir a un equipo todavía con munición en la recámara -un Prigioni fuera de forma no fue utilizado esta vez por Sito y Bargnani se mantiene como un expediente X- para afrontar una carrera de fondo como la máxima competición continental. Pese a que resta un mundo por jugarse, nadie contempla un hundimiento que frustre el billete para los cuartos de final. Los vitorianos se acostaron ayer momentáneamente cuartos en espera del resultado de hoy del Panathinaikos en Kazan.

Con la máxima anotación de la Euroliga en la presente temporada, el Baskonia despachó con extrema facilidad a un cadavérico Maccabi que resistió a duras penas hasta el minuto 32 (73-70). A partir de ese instante, plasmaron los alaveses la sideral diferencia que le separa de un histórico de la competición huérfano de alma y venido a menos. Ante un rival extremadamente tibio, se gustó y divirtió un anfitrión de nuevo en su mejor versión cada vez que compite en el torneo por excelencia. Cielo completamente despejado, por tanto, para seguir soñando con cualquier heroicidad tras una trayectoria que ni el más optimista del lugar vislumbraba cuando se dio el pistoletazo de salida allá por el mes de octubre.

En contadas ocasiones se ha visto un partido tan vertiginoso y con un ritmo de juego tan elevado esta temporada como ayer. Ambos contendientes se sumergieron en una frenética espiral de anotación. El mismo Baskonia incapaz de ver el aro en Las Palmas en los albores del duelo finalizó esta vez el primer cuarto con 30 puntos en su casillero en una demostración de pegada. Le tendió una alfombra roja para su lucimiento un Maccabi rebosante de buenos jugadores pero sospechoso e inconsistente como colectivo. Sus apreturas clasificatorias no son fruto de la casualidad apreciadas su candidez y anarquía en el Buesa.

Shengelia y Voigtmann, devueltos por Sito Alonso al quinteto titular, tiraron del carro en la ofensiva. El georgiano se convirtió en un elemento indescifrable para el Maccabi: desbordó de fuera hacia dentro, también a base de reversos y para poner la guinda al pastel le sonrió la fortuna en los lanzamientos exteriores. Por su parte, el gigante alemán recuperó la mejor versión acreditada en los albores del ejercicio con una pletórica actuación. Con todo, el dominio azulgrana fue más claro en cuanto a sensaciones que en el marcador, muy apretado hasta el cuarto final pese a los acelerones locales que siempre encontraron la oportuna réplica en alguna genialidad de los talentosos hombres de perímetro de Bagatskis.

El Baskonia amagó con el despegue en un tercer cuarto donde el visitante empezó a hacer la goma. Absolutos dominadores del tempo y de ritmo, los vitorianos encontraron multitud de soluciones para amasar cómodas ventajas. Incluso la zona 2-3 fue el escenario perfecto para recuperar el idilio con el triple tras varias jornadas con el punto de mira desviado. Con una alta velocidad de ejecución, sangre fría e inteligencia táctica para hurgar en los puntos débiles de un Maccabi extremadamente frágil, el conjunto alavés nunca vio discutida su supremacía en el duelo. Los tibios acercamientos amarillos carecieron de convicción y quedó rubricada una nueva victoria que invita a soñar en la segunda vuelta.

Velocidad y acierto. El Baskonia se sumergió en una frenética espiral de anotación y tuvo a varios jugadores muy enchufados desde el inicio del partido. Con un ritmo endiablada y sin margen para el respiro, la pegada de hombres como Larkin, Shengelia o Voigtmann le permitió destrozar a un Maccabi cadavérico. Los hebreos justificaron en el Buesa Arena las razones de su precario estado anímico y clasificatorio.

La cara buena. A diferencia de la ACB, donde acostumbran a racanear en el esfuerzo, los vitorianos se transforman en una máquina competitiva cada vez que compiten en la Euroliga, un escenario que está deparando las mejores actuaciones de la temporada.

Volvió al cinco titular y su confianza se disparó por las nubes. Un torbellino que entró en erupción en varias fases y se llevó por delante al Maccabi. A un rebote de las dobles figuras.