vitoria - Muy poco tiempo tuvo que transcurrir del encuentro de anoche para que todos los presentes en el Buesa Arena se dieran cuenta de que no era la noche para apostar al acierto desde la larga distancia. En un equipo como el Baskonia acostumbrado a ofrecer estadísticas con abultadas cifras de triples convertidos, cada fallo que se iba acumulando sobre el aro del Barcelona se clavaba como un puñal en su confianza. Daba igual el tirador, la situación y el momento en el que se realizase el intento. El resultado, desgraciadamente, era siempre el mismo. En el mejor de los casos la pelota salía escupida de la canasta o, incluso, ni llegaba a contactar con ella.

Teniendo en pista a unos jugadores con tanto talento como los que integran el combinado de Sito Alonso, se antojaba únicamente cuestión de tiempo que la situación se diese la vuelta para regresar a la normalidad. Sin embargo, conforme avanzaba el encuentro, cada vez parecía más complicado poder disfrutar de la versión baskonista habitual.

De este modo, la estadística al descanso provocaba una comprensible incredulidad entre los seguidores vitorianos. Y es que ni un solo lanzamiento desde la línea de 6.75 aparecía en la planilla local. En la columna reservada para los triples se clavaba en los ojos un demoledor 0/10 que mostraba bien a las claras el nulo tino local desde la larga distancia. Con esa fuente de anotación completamente seca, no resultaba extraño que en su marcado únicamente constasen unos pírricos 24 puntos tras la disputa de los dos primeros cuartos.

La única lectura positiva era que, al menos, el Barcelona tampoco estaba especialmente acertado y se había quedado también en unos pobres treinta. Como no podía ser de otra manera, la comidilla de las conversaciones en el intermedio era cuánto tardaría el Baskonia en inaugurar por fin su estadística de triples.

Un momento para el que todavía hubo que esperar algo más. Y es que no fue hasta que faltaban 7.35 para el final del tercer período cuando cayó definitivamente esa especie de maldición. El encargado de derribar el muro fue Rodrigue Beaubois, que con su lanzamiento acertado empezó a cortar la sangría que esos instantes provocaba el Barcelona y situó el 29-37 provisional en el marcador.

Quien más, quien menos soñaba con que, una vez abierta la veda, se acabaran los problemas desde la larga distancia para el Baskonia. Pero ni mucho menos fue eso lo que sucedió. Es verdad que Hanga acertó también a falta de 6.27 (32-39) y el francés repitió a 2.32 del epílogo de este cuarto para colocar al conjunto vitoriano lo más cerca que había estado de su oponente hasta ese instante (41-42) pero, desgraciadamente, por el camino y a posteriori se sucedieron innumerables fallos.

Sin embargo, cuando parecía que la escuadra de Zurbano iba a acabar condenada por su descomunal desacierto desde la línea de tres, la moneda se dio inesperadamente la vuelta para mostrarle la cara. De esta manera, a 1.40 para el final del duelo, Larkin tomó la responsabilidad y deshizo el empate que reflejaba el marcador con un espectacular lanzamiento (60-57). Apenas quince segundos después Rice le respondió con la misma moneda (60-60). Lejos de amilanarse, el baskonista buscó el más difícil todavía y cimentó la victoria local con otro estratosférico triple (63-60) a 1.09 para el final. De condena, a salvación.

Solo cinco. El Baskonia es un equipo que acostumbra a lanzar mucho de tres y a tener un gran número de aciertos. Sin embargo ayer solamente pudo lograr cinco canastas desde esta distancia, la cifra más baja del curso.

Tres autores. Pese a contar con muchos lanzadores de nivel, ayer solo Larkin, Beaubois y Hanga anotaron al menos un triple.

Duelo de ‘killers’. A falta de 1.40 para el final del encuentro Larkin y Rice iniciaron un particular duelo de ‘killers’ desde la línea de 6.75 que se resolvió a favor del baskonista. Anotó dos triples consecutivos por uno del barcelonista y contribuyó decisivamente al triunfo local.

0/10

El dato que probablemente mejor refleja el desencuentro absoluto del Baskonia en la jornada de ayer con el tiro desde la larga distancia es el lamentable 0/10 en triples que presentaba el equipo al descanso del partido.