vITORIA - Pablo Prigioni no tuvo empacho ayer al decir que la lógica parafernalia que el Baskonia ha montado en torno a su regreso, como una de las grandes figuras históricas del club que es, le ha hecho sentirse incómodo. Nunca ha sido el argentino un jugador al que le hayan gustado los focos centrados en su figura. Lo suyo siempre ha sido ensamblar equipos, convertirse en engranaje fundamental desde la sombra. Uno más. Y, precisamente, su objetivo en la que será su tercera etapa en Vitoria pasa por acoplarse cuanto antes a lo que se le exija para tratar de aportar su granito de arena en el crecimiento de un equipo al que ve en una dinámica notable de juegos y resultados que no quiere alterar con su presencia.

“Se van a enojar los chicos del marketing, pero me siento un poco incómodo con esta campaña de presentación. Cuando un equipo está jugando bien, cuanta menos distracción tenga, mejor. Pido disculpas a los compañeros porque no quiero que piensen que yo estoy tomando un protagonismo cuando no he hecho nada y ellos están construyendo una gran temporada. Por más que tenga un pasado en el club, eso es pasado y lo que pueda hacer ahora está por ver. Yo me pongo en el lugar de ellos y pensarán que este tío está revolucionando todo sin ni siquiera haber hecho un entrenamiento. Hubiera preferido algo más tranquilo, de a poco sumarme al grupo y ayudar, pero entiendo la situación. Quiero ser uno más, parte del pastel ni guinda ni nada”, sentenció.

Prigioni ha acabado recorriendo el camino que imaginaba desde hacía semanas. Una vez tomada la “difícil decisión de seguir jugando”, las ofertas no le han faltado. Pero desde el primer momento tuvo claro que regresar a Vitoria era su opción preferida: “Estoy feliz de estar de vuelta. Sentía que no podía jugar en otro sitio que no fuese el Baskonia. A estas alturas de mi carrera no tengo muy claro cuánto baloncesto tengo para dar, pero lo que tengo para dar lo quiero dar aquí. Espero que sea un baloncesto de la mejor calidad que pueda, ayudar a un equipo que está jugando muy bien y consiguiendo buenos resultados. A estas alturas de mi carrera, mis objetivos personales están totalmente en un segundo plano, el equipo está por delante de todo y tengo que encontrar la manera de ser útil el tiempo que sea. El equipo tiene sus líderes, que están llevándolo en buena dirección y tengo que acoplarme y hacer lo que sea para que el equipo sea un poquito mejor”.

Reiteró el base de Río Tercero que en la etapa que se abre “los objetivos personales están en segundo plano” y que se centrará en convertirse en “una herramienta más para el club y para el entrenador” ya sea jugando una o dos competiciones o uno o cuarenta minutos. Todo ello pensando solo en el presente, no en lo que puede haber a la vuelta de la esquina: “No me gusta pensar mucho más lejos de lo que tengo enfrente. Tengo que empezar a entrenar, conocer a los compañeros, los sistemas... Son tantas cosas en la cabeza que tengo que hacer de manera inmediata que no me puedo distraer. Lo que pase dentro de cinco o seis meses pasará, pero me centro en el presente”.

puesta a punto Dos son las principales dudas que presenta Prigioni. Incluso para él mismo. La primera, su estado físico; la segunda, determinar qué puede aportar. En el caso inicial, el director de juego tiene claro que necesita tiempo -ha estado entrenando en Argentina, aunque en solitario o con equipos que no tienen un elevado nivel-, sobre todo para coger ritmo de competición tras varios meses sin partidos oficiales. Más dudas tiene acerca de cuál puede ser su papel en este Baskonia, aunque espera repetir de nuevo esa versión que lleva ofreciendo toda la vida.

“No sé cómo voy a jugar. Tengo una esencia dentro de jugar para el equipo y tomar decisiones inteligentes. Hay que tomar decisiones todo el tiempo y confío en que puedo jugar inteligente y llegar a una condición física óptima para competir a este nivel. No sé si lo puedo prolongar durante tantos minutos como lo hacía antes, pero si estoy en una condición óptima puedo hacer mi juego de siempre, jugar inteligente. Eso siempre lo tuve dentro y espero seguir haciéndolo”, afirmó.

En este proceso de adaptación, considera que su experiencia en Estados Unidos le tiene que servir como aprendizaje: “Cuando empiece a entrenar con el equipo me irán viniendo cosas a la cabeza que pueden ayudarme a encontrar la manera de ayudar a un equipo que está jugando bien, con mucho carácter y ganando en campos difíciles, dando señales de fortaleza y compitiendo con los mejores”.