vitoria - La estampa que dejó Tornike Shengelia en un acto programado ayer por el Baskonia resultó ciertamente preocupante. Como preludio del play off de cuartos de final de la Euroliga ante el Panathinaikos, el cuatro georgiano debía ser el encargado de vestir a El Caminante con la equipación verde que lucirá el cuadro azulgrana en todos los partidos previstos a partir de la próxima semana. Había preparada una escalera para que se subiera hacia la célebre estatua vitoriana, pero obviamente no fue capaz de cumplir este trámite -en su lugar, lo hizo un representante del club- al estar convaleciente de la grave lesión de rodilla que sufrió en el Palacio de Deportes de Murcia el pasado 31 de enero cuando la matinal ya agonizaba.

En una acción fortuita acaecida sobre la bocina, el argentino Facundo Campazzo cayó bruscamente encima de su rodilla izquierda mientras trataba de levantarse para anotar la canasta que hubiese forzado la prórroga. Aunque en un principio no pareció nada grave, las pruebas médicas resultaron fatídicas y se vio obligado a pasar por el quirófano para, según el parte facilitado en su momento por el Baskonia, “reparar el menisco externo y una úlcera en el cóndilo femoral externo de su rodilla izquierda”.

Apoyado en dos muletas, con enormes dificultades para andar a un ritmo normal y luciendo una ostensible cojera, no será sencillo que Toko pueda reaparecer antes de que finalice la actual temporada. Los galenos fijaron un periodo de recuperación que oscila entre los tres y cuatro meses, por lo que llegaría muy justo y -he aquí lo peor- falto de ritmo a las series finales por el título de la ACB. Al tratarse de un jugador de formación, su ausencia es especialmente nociva para los intereses azulgranas. Y es que Perasovic se ha visto obligado en las últimas semanas a sacrificar en el torneo doméstico a un comunitario FIBA para que el Baskonia se ajuste a la legalidad vigente. Hasta la lesión de Causeur, el nominado ha sido Planinic.

De momento, el interior báltico se muestra esperanzado en ser uno más para el croata en ese tramo final. “Estoy mucho mejor y la recuperación va muy bien. Ya veemos cómo reacciona la rodilla y, dependiendo de eso, vamos a ir mejorando. Poco a poco voy apoyando el pie y metiendo la pesa. En una o dos semanas me quitaré las muletas y empezaré a correr poco a poco. Espero volver antes de que finalice la temporada, pero todo dependerá de cómo reaccione la rodilla”, reconoció ayer Shengelia, siempre parco en palabras y sin ganas de profundizar en lo que está siendo una temporada de auténtica pesadilla debido a los múltiples percances que ha sufrido desde que se reincorporase al Baskonia tras el Europeo de selecciones. “Es lo que hay”, zanjó.

Tanto su lesión como la de Causeur han dejado muy corta de efectivos la nómina azulgrana. Con dos rotaciones menos, Perasovic está viviendo un calvario a la hora de mantener la frescura de un Baskonia que ha perdido seis de sus últimos ocho encuentros. Este hecho ha aumentado la frustración del georgiano, que en cualquier caso reclamó un voto de confianza para sus compañeros. “Es duro ver al equipo jugar estos partidos y no poder ayudarle. Es lo que más fastidia. Puede ser que haya algo de cansancio. No somos robots, sino humanos. El calendario está siendo difícil, pero hay que tener confianza en este equipo”, recordó.