Bamberg - 12 de abril de 2006. Una fecha de la que el próximo martes se cumplirá una década y que permanece indeleble en la memoria de los aficionados baskonistas. Esa fue la noche en la que el entonces TAU Cerámica protagonizó una gesta inolvidable que siempre será recordada como el Oakazo y que le proporcionó el pasaporte para su segunda presencia consecutiva en una Final Four. El plantel que adiestraba Dusko Ivanovic se impuso al Panathinaikos en su propio feudo (71-74 ) para sorpresa de propios y extraños certificando la eliminación del coloso heleno en un cruce en el que era claro favorito. Pues bien, justo diez años después, la historia puede repetirse.

Como consecuencia de los resultados que se produjeron en los encuentros de la última jornada del Top 16 disputados ayer, el conjunto ateniense será el rival azulgrana en la eliminatoria de cuartos de final que arrancará la próxima semana. La historia se repite aunque con una pequeña pero importante diferencia. En esta ocasión, es el Laboral Kutxa el que disfruta de la ventaja de campo, por lo que los dos primeros encuentros de la serie se disputarán en el Buesa Arena y, si fuera necesario, el quinto y definitivo también tendría como escenario el pabellón de Zurbano.

En la década que ha transcurrido desde aquel inolvidable enfrentamiento, el Panathinaikos ha perdido algo de la opulencia que le permitía ser uno de los ogros del Viejo Continente pero, aún así, continúa disponiendo de una plantilla de campanillas que le convierte en un adversario temible para cualquiera. Eclipsado en los últimos tiempos por los éxitos europeos de su gran rival doméstico -el Olympiacos-, el conjunto verde cuenta con una de sus principales figuras en el banquillo. Y es que le ha dado el timón de la nave al que fuera inmisericorde killer serbio Sasha Djordjevic. De su mano, y pese a un inicio de temporada más que irregular, ha vuelto a encontrar la senda de la consistencia y persigue regresar tras unos años de ausencia a la cita más elitista del baloncesto europeo.

Un éxito que serviría de despedida perfecta para uno de sus emblemas y grandes iconos de los últimos años del mundo de la canasta. Dimitris Diamantidis anunció hace algún tiempo su retirada a la conclusión de la presente temporada pero, mientras tanto, continúa gobernando los partidos para su equipo desde el parqué.

Junto a él destacan en la plantilla de Djordjevic el recuperado Calathes, los americanos Gist y Williams (este último fichado en la última ventana abierta a la conclusión de la primera vuelta del Top 16), el veterano Fotsis o el pívot serbio Raduljca. En definitiva, un adversario con muchos quilates en su vestuario que pondrá a prueba la ambición del Baskonia. Si se mira en el espejo de hace diez años, la escuadra de Perasovic puede encontrar una inmejorable fuente de inspiración.