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Fórmulas exitosas. El vitoriano debió improvisar y realizar combinaciones atípicas para sobrellevar la sensible ausencia de los dos ‘treses’. Como ya anticipó en la previa, sacó durante algunos minutos a Shengelia de su hábitat natural y simultaneó la presencia de sus dos bases en pista. Dio tantas facilidades el CAI que cualquier fórmula habría resultado exitosa en la jornada de ayer.
Despliegue atrás. La tibieza defensiva del Baskonia siempre está en el punto de mira desde el inicio del curso, pero su solvente trabajo redujo ayer a escombros a un CAI infame.
Espíritu coral. Es en las situaciones más adversas cuando se comprueba la pasta de la que está hecha un equipo y el Laboral Kutxa acreditó que, al menos en el Buesa, posee argumentos suficientes para mostrar su orgullo y hacer más con menos.
Visitante fantasmagórico. El CAI endosó 105 puntos a los vitorianos en la ida, pero la imagen melancólica y depresiva que paseó en Vitoria resultó impropia de un grupo que se juega estar en el ‘play off’. El acierto de sus jugadores fue demencial.
vitoria - Tanto alertar antes del salto inicial sobre la escasez de efectivos en la cuerda exterior y prevenir acerca de las bondades de un CAI que ya se indigestó en la ida para, a la hora de la verdad, terminar viviendo una de las matinales más plácidas de la temporada. Fue un paseo militar que ni el más acérrimo de los seguidores azulgranas hubiera sospechado. El baloncesto se convierte, a menudo, en un jeroglífico indescifrable. Todo puede llegar a resultar más sencillo de lo que los protagonistas venden en público en vísperas de saltar al parquet. La realidad se encarga de arruinar infinidad de tópicos y enviar a la basura las palabras diplomáticas con que se busca añadir picante a cualquier jornada del calendario. En las peores condiciones físicas posibles, emergió un Baskonia pletórico que administró sabiamente sus contados recursos para endosar un severo correctivo a un CAI famélico e infame al que el aro se le hizo diminuto en los ocho últimos minutos.
Languideció una contienda soporífera y de perfil árido con un parcial de 17-0, el colofón abrumador que recompensó el sobrio trabajo azulgrana y castigó la melancolía de un raquítico visitante maño que pocas veces dispondrá de una ocasión más propicia para revertir su pésima racha en el Buesa Arena. Circuló el Laboral Kutxa a través de una alfombra roja para tomarse la venganza por lo sucedido en el Príncipe Felipe -en la misma velada que, por cierto, certificó la defunción copera y encajó 105 puntos- y dejar a tiro la cuarta posición de la fase regular. Poco o nada importaron las bajas de los dos aleros puros que hacían presagiar una mañana de terribles padecimientos. Más bien incentivó tanto contratiempo el orgullo, la raza y el compromiso de un plantel encorajinado que añadió una muesca más a su impoluto expediente como anfitrión.
Al término de esta jornada, ha descendido el conjunto de Ibon Navarro un peldaño en la clasificación tras la victoria del Valencia en Badalona, pero el lado positivo es que ya divisa la posible ventaja de campo en el cruce de cuartos ante el imparable desmoronamiento del Bilbao Basket. Todavía quedan jornadas suficientes para consumar la remontada y poner el broche a una campaña demasiado convulsa. Mientras sus rivales directos emiten señales preocupantes, este Baskonia bipolar sigue raudo hacia su hábital natural a la espera de corregir la fragilidad lejos de sus dominios. El poder intimidatorio del Buesa le llevó ayer a solventar con suficiencia una hoja del calendario que, si bien tenía todos los indicios de ser áspera por su orfandad en el exterior, se convirtió en un trámite impensable.
Escaso de efectivos y obligado a improvisar desiguales variantes para recomponer la maltrecha posición de tres -Shengelia cuajó grandes minutos y Palsson acreditó su perfil bajo- pero sobrado de pundonor, energía y hambre, la formación vitoriana hizo sus deberes con practicidad y solvencia. Donde otras jornadas ha acreditado la excelencia en todas las facetas, un ritmo endiablado y una álgida munición ofensiva, esta vez cumplimentó una faena de pico y pala para derretir a un visitante incalificable. Tan encomiable resultó su despliegue físico atrás como lastimosa la ceguera de un CAI que facilitó sobremanera las cosas. Y es que los demenciales porcentajes maños no fueron únicamente fruto del destajista esfuerzo azulgrana para tapar cualquier vía de agua. De no mediar el excelso juego de pies y los ganchos de Norel, el ridículo visitante habría adquirido dimensiones más escandalosas.
El ímpetu inicial de Shengelia, que condensó todos sus puntos en los albores del duelo, marcó el camino. A raíz del segundo cuarto, una vez taponada la sangría del rebote ofensivo del CAI, el desequilibrio de fuerzas se hizo patente. Adams entró en calor y sus chispazos sirvieron para poner tierra de por medio. El descabello corrió a cargo de Tillie, con la precisión de un cirujano para hacer sangre en el epílogo. Sólo desentonó Hansbrough, incapaz de adquirir la confianza necesaria en un momento donde su muñeca se torna trascendental ante el desgaste de Causeur. Liberado del enorme trajín continental, el Baskonia ya ha cogido impulso hacia la ansiada cuarta posición.
Condensó lo mejor de su repertorio en el cuarto inicial. Su efervescencia marcó el camino. Gran juego de espaldas y brillantes minutos como improvisado ‘tres’ en los que lució su visión de juego.