Vitoria - El Laboral Kutxa ha exhibido esta temporada una falta de eficacia brutal en sus compromisos como visitante y esta tarde quiere conseguir su segunda victoria del curso como viajero -la primera y hasta ahora única la logró en Estambul frente al Galatasaray- en la cueva del que en estos momentos es, por victorias, el mejor equipo del Viejo Continente. El Baskonia vuelve a encontrarse en el camino con el CSKA, uno de sus más enconados enemigos desde que echara a rodar la Euroliga. Lejanos están ya los días en los que el equipo vitoriano, a pesar de contar con un presupuesto infinitamente inferior, era capaz de mirar a los ojos del antiguo equipo del Ejército Rojo. Las batallas que se han planteado entre ambos contendientes en los últimos años son innumerables. Momentos históricos que aún se evocan en la memoria del baskonismo y también derrotas de lo más dolorosas. Siempre en inferioridad de condiciones desde el punto de vista económico, igual que hoy en día, pero plantando cara en todo momento. En Vitoria, en Moscú en las Final Four. A ese espíritu del pasado, de competir sin tener en cuenta el oponente, se aferra ahora el equipo de Ibon Navarro, que aspira a convertirse en el primero que inflige una derrota esta temporada en Europa a un CSKA que aspira de nuevo a campeón, ahora de la mano de un Dimitris Itoudis que ha dejado de ser la sempiterna sombra de Zeljko Obradovic para impartir su magisterio como jefe.

La diferencia entre el potencial de las dos plantillas que hoy se verán las caras es tan grande que plantearse una victoria es casi como soñar con los ojos abiertos. Aún sin Viktor Khryapa, lesionado y todavía sin estrenarse, la variedad de registros que maneja Itoudis en su plantilla le confiere al cuadro ruso un potencial que solo pueden igualar los mejores equipos de Europa. Con más de cuarenta millones de euros de presupuesto, el CSKA se permite incluso repescar jugadores de la NBA -o disuadir a otros para que no den el salto- pagándoles más dinero del que cobran al otro lado del Atlántico.

Por esa razón, el título continental es el objeto de deseo único. Y ya son seis las temporadas consecutivas en las que el poderoso equipo moscovita no se ha alzado con el máximo entorchado continental. Desde la cita en Madrid de 2008, en la que el CSKA de Ettore Messina tuvo muchísimos problemas para superar en semifinales al TAU de Neven Spahija, la suerte le ha sido esquiva al ogro ruso. La Final Four regresa al Palacio e Itoudis quiere recorrer el camino que hasta en siete ocasiones trazó ya el maestro Obradovic.

En ese camino, hasta ahora inmaculado, entra ahora en escena un Baskonia que quiere recuperar su vieja esencia. La calidad no es la de antes y al equipo le faltan muchas horas de trabajo en los entrenamientos, pero es evidente que la presión tampoco se encuentra del lado vitoriano. Ganar es prácticamente una quimera, así que lo que se exige esta tarde es competir al máximo posible y tratar de seguir mejorando. Sobre todo, en un trabajo defensivo que ha sido irrisorio en casi todos los desplazamientos. El Laboral Kutxa tendrá que plantear un partido de cierta dureza atrás y encomendarse al acierto en el lanzamiento si no quiere salir vapuleado ante un oponente en el que casi cualquier jugador puede ejercer de figura. La colección de estrellas es de semejante nivel que el peligro puede llegar desde cualquier punto. El examen es de los de órdago y, más que la victoria, el Baskonia persigue mejorar sus sensaciones lejos de Vitoria.