Vitoria - En la alta competición el tiempo es un lujo del que prácticamente nunca se puede disfrutar pero, en ocasiones, se convierte en un inesperado aliado. Una situación que, por contradictorio que pueda parecer, está viviendo en primera persona Ibon Navarro. El técnico vitoriano se estrenará esta noche como máximo responsable del banquillo del Baskonia -por el momento de manera interina- menos de cuarenta y ocho horas después de que Marco Crespi fuera destituido. Evidentemente un margen demasiado pequeño como para poder esperar que se aprecien cambios significativos en el equipo pero que, por otro lado, también le libera de la siempre agónica espera antes de cualquier debut. No hay tiempo para grandes novedades pero tampoco para que la ansiedad pase factura antes incluso de saltar al parqué.
Claro que, aún así, resulta inevitable que una situación de este tipo genere un grado de tensión adicional, como reconoció el propio protagonista confesando que no había “dormido mucho” la noche del jueves. Algo lógico teniendo en cuenta que como “vitoriano y baskonista de toda la vida” afronta esta oportunidad “con ilusión y muchas ganas de tratar de ayudar al grupo a ganar”. Una situación que no es ideal por “las circunstancias” que la han rodeado.
En cualquier caso, Ibon Navarro quiso dejar bien claro que el relevo en el banquillo no va a ser ni mucho menos una pócima mágica que solucione todos los males del equipo, sino que se necesita la máxima implicación de otros actores. “Si estamos esperando a que venga yo mañana -por hoy- y gane el partido estamos en un error porque no es así. He sido entrenador ayudante muchos años y ahora me toca llevar el equipo pero yo no voy a ganar el partido, lo van a ganar los jugadores. Les puedo intentar ayudar pero no voy a ganar el encuentro”, advirtió.
Respecto a sus primeras actuaciones, el entrenador alavés explicó que “no soy psicólogo, hablaré con los jugadores con sentido común, hablando como hombres y mirándonos a los ojos. Tenemos que buscar la mejor la manera de afrontar el partido en todos los aspectos, tanto físico como mental. No hay mucho margen para hablar de filosofía y de cambios pero la intención es cambiar alguna cosa que no está funcionando. Lo que hay que intentar es que el equipo venga con muchas ganas de competir, con ganas de pelear y jugar y abstraernos de lo que ocurrió el jueves para conseguir la victoria, que no va a ser nada fácil”.