VITORIA - La ACB alza una temporada más el telón. Después de la sorprendente readmisión del Bilbao Basket, cuya suerte parecía echada tras el descenso administrativo del pasado mes de julio pero que recibió semanas más tarde un salvavidas por parte del Tribunal Administrativo del Deporte, un total de 18 equipos inician mañana una carrera maratoniana de 34 jornadas en la fase regular antes de que se realice la pertinente criba para los play off por el título. Con respecto a la pasada campaña, la única novedad estriba en la presencia del Andorra en detrimento del histórico CB Valladolid.

A diferencia de otros equipos modestos de la Adecco Oro como el Ford Burgos, incapaces de hacer frente al costoso canon de entrada, el club del Principado pudo reunir gracias a la ayuda del gobierno andorrano y de la entidad banca MoraBanc el dinero imprescindible para consumar el ascenso -alrededor de cinco millones de euros- y cumplir así las estrictas obligaciones económicas de ingreso en la máxima categoría. Se agradece cualquier soplo de aire fresco para una competición que va perdiendo toneladas de prestigio a pasos agigantados y cuyo futuro es de lo más incierto cuando la nueva Euroliga que se está cociendo en los despachos de Barcelona eche a rodar y sus partidos pasen a celebrarse en fin de semana. Con la mayoría de clubes inmersos en una crítica situación financiera, otros intervenidos judicialmente o los impagos y los retrasos en las nóminas a la orden de día, amanece una edición presidida nuevamente por la falta de rostros rutilantes y el favoritismo de los dos grandes.

Tras un largo verano donde los fichajes de impacto se cuentan con los dedos de una mano, los aficionados al baloncesto no tendrán excesivos motivos para ilusionarse. La calidad del torneo se viene resintiendo en los últimos años sin que nadie dé un golpe en la mesa para contener una decadencia imparable. La paulatina pérdida de espectadores y unas audiencias televisivas cada vez más discretas reflejan que la ACB es incapaz de aprovechar el boom generado por la selección española durante los veranos.

jerarquías definidas Si la nueva ejecutiva encabezada por Francisco Roca no toma medidas urgentes destinadas a la revitalización del torneo, la ACB camina hacia el más absoluto de los abismos. Una cosa es que el dinero brille por su ausencia para incorporar baloncestistas de calidad -la apuesta por los estadounidenses salidos de la universidad ha vuelto a convertirse en la tabla de salvación para numerosos clubes- y otra que desde sus propias entrañas se esté dejando morir y poniendo palos en las ruedas de una competición sin la bonanza y esplendor de antaño.

En tiempos de crisis, igual que sucede en el fútbol, se acentúa la diferencia entre Real Madrid, Barcelona y el resto. Blancos y culés, que han disputado ocho de las últimas nueve finales ACB, son los únicos capacitados para izar los títulos. Resulta dramática la facilidad con la que ambos pueden descabezar a equipos que no hace mucho tiempo les podían mirar de tú a tú a los ojos. Las graves estrecheces económicas del Baskonia han motivado que Nocioni haya recalado en la capital de España y Pleiss en el Barcelona. El inquilino del Buesa Arena, incapaz de retener a sus estrellas, encarna como mejor que nadie la pérdida de competitividad de la mayoría de asociados. Los enormes tentáculos del vigente campeón también han atrapado a Justin Doellman y Tomas Satoransky, las joyas de las coronas en Valencia y Sevilla, respectivamente.

Por debajo de la aristocracia, deberán situarse el Valencia Basket y el Unicaja. Ambos atesoran plantillas largas, están bien dirigidos desde el banquillo y siguen disponen de un importante respaldo económico en las figuras de Juan Roig -patriarca de Mercadona- y la principal caja de ahorros malagueña. El revolucionario proyecto del Laboral Kutxa, en cambio, despierta muchas más interrogantes. Con drásticos cambios en la plantilla y el vestuario, necesitará su dosis de tiempo para conjuntar a los numerosos estadounidenses en sus filas. Tras dos campañas fuera de los cuatro primeros clasificados que han sumido al baskonismo en el desencanto, Josean Querejeta ya no tiene margen de error y la presencia alavesa en la gran Euroliga corre serio peligro.

los humildes En puestos de play off deben situarse un año más clásicos como el Gran Canaria de Aíto García Reneses y también el CAI Zaragoza, aunque los maños deberán sobreponerse al mazazo de la marcha de su entrenador José Luis Abós (aquejado de una grave enfermedad). El Iberostar Tenerife y el Bilbao Basket, impulsado nuevamente por su vieja guardia (Raúl López, Mumbrú, Hervelle...) y con Sito Alonso al mando de las operaciones, están predestinados a pelear por esa séptima y octava posición tan cotizadas.

Tanto se ha igualado el nivel que la competición puede arrojar sorpresas, tanto por arriba como por abajo. Elucubrar ahora con favoritos para alcanzar el play off por el título implica un alto componente de riesgo. Los equipos deberán rodarse y adquirir automatismos antes de que se vislumbre su verdadero potencial. Eso sí, existen conjuntos que aspiran a dar un salto de calidad y no pasar apuros para sellar la permanencia. Es el caso del Baloncesto Sevilla, regido a partir de ahora por un fondo de inversión estadounidense y que ha colocado en su banquillo a Scott Roth. En una situación se encuentra el Rio Natura Monbus, autor de una prometedora pretemporada, y el Murcia, uno de los que mejor ha fichado en la parte baja y que, contra todo pronóstico, desestimó la continuidad de Marcelo Nicola al frente del banquillo.

El rendimiento de dos históricos como el Joventut y el Estudiantes, inmersos en su particular travesía por el desierto, constituye un expediente X. Hace años que dos antiguas alternativas de poder están alejados del primer plano y no parece que este año vayan a subir algún peldaño. Su prolífica cantera no nutre de jóvenes de primer nivel al primer equipo y sus aspiraciones de crecimiento se encuentran, por tanto, amputadas de manos y pies.

Abocado a hacer borrón y cuenta nueva parece el Gipuzkoa Basket, que ha perdido a referentes de sus exitosas últimas campañas (Javi Salgado y Sito Alonso). Los guipuzcoanos, dirigidos a partir de ahora por Jaume Ponsarnau, han conseguido a retener a David Doblas y tendrán munición exterior con el exmadridista Dani Díez y Taquan Dean. Pese a ser un recién ascendido, el Andorra ha conformado un plantel de muchos quilates y sobrado de experiencia con tipo curtidos en mil batallas como Sada y Trias. El Fuenlabrada del incombustible Andy Panko y La Bruixa d’Or, en las mejores manos posibles (Pedro Martínez) tras su descenso del papel curso -a la postre, no consumado en los despachos- cierran la nómina de participantes. Demasiado extensa para muchos.