si algo constató con meridiana claridad el derbi de ayer de Miribilla fue la certeza de que este Baskonia es en la actualidad un conjunto mal estructurado y que demanda a gritos la cirugía en forma de cambios que sirvan para enderezar de una vez por todas el maltrecho rumbo liguero. La terrible orfandad en el puesto de dos quedó acreditada en una jornada donde Scariolo se vio obligado a simultanear la presencia de sus dos bases para que el perímetro gozase de algo de mordiente. El italiano retiró su confianza a Jelinek y Causeur para otorgar todo el protagonismo a Heurtel y Hodge en la faceta anotadora. Tanto el checo como el francés naufragaron por completo a la hora de erigirse en unas amenazas para la defensa del Bilbao Basket, que vivió demasiado tranquila mientras los doses puros del Laboral Kutxa permanecieron sobre la pista vizcaína.

Con el empuje de los dos pequeños y la providencial aparición de Diop, la formación azulgrana adquirió otra cara y edificó una reacción, a la postre, insuficiente. Un hecho significativo que viene a reproducir los problemas mayúsculos de Josean Querejeta para buscar en el mercado un killer que mitigue la alargada sombra de otros mortíferos anotadores que hicieron las delicias del Fernando Buesa Arena en el pasado. Jelinek ha dado este curso un paso al frente, pero se halla bastante lejos de responder al perfil de compulsivo exterminador que abanderó, sin ir más lejos, a Arvydas Macijauskas o Igor Rakocevic.

Mucho más preocupante es el estado de Causeur, un expediente X desde su vuelta al equipo. Oficialmente, el francés está restablecido de la anomalía renal que puso en peligro su carrera como baloncestista. En plena búsqueda del tono físico y ritmo ideal, su rendimiento dista eso sí mucho de ser el ideal para un colectivo justo de talento como el vitoriano. Ayer, actuó por espacio de cinco minutos en los que evidenció que estas ásperas citas le quedan todavía demasiado grandes.

Por ello, al club le urge tomar soluciones en este sentido. Una de ellas alimenta desde hace días todas las tertulias baloncestísticas de la ciudad. La opción de sacrificar a Causeur a nivel doméstico, reciclar a Hanga como escolta, devolver a Nocioni al puesto de tres en el que siempre ha marcado la diferencia y activar el alta de Milko Bjelica, un temporero que se ha vuelto imprescindible, constituye una opción sensata que pasa por la mente de todos los aficionados azulgranas. Otra cosa es que las debilitadas arcas del Buesa Arena puedan permitirse ese lujo. Esta medida, además, supondría dar marcha atrás al boceto de plantilla que diseñó Querejeta en el verano y motivaría dos equipos diferentes para la ACB y la Euroliga. Algo que tradicionalmente choca con la filosofía de una entidad que, no obstante, asiste con preocupación al devenir de los acontecimientos en la presente temporada. Pero la posibilidad de quedar fuera de la Copa demanda algún brusco volantazo.