vitoria. Al Baskonia le han crecido definitivamente los enanos en una pretemporada de lo más accidentada desde el punto de vista de las fatídicas lesiones. El calvario de una de sus grandes apuestas para la presente temporada no ha llegado todavía a su fin. Cuando Adam Hanga ya empezaba a divisar la luz al final del túnel y enfilaba su vuelta a las canchas tras la operación a la que se sometió en su rodilla izquierda el 9 de julio para corregir la rotura del menisco interno, las ilusiones del alero húngaro y del propio club vitoriano acaban de saltar por los aires.

La última revisión médica para valorar su estado físico ha resultado descorazonadora y compromete un poco más la estabilidad de un proyecto que ya originaba de por sí un mar de dudas entre los aficionados con todo el grupo al completo. La lesión de Hanga se ha complicado hasta límites insospechados después de que el traumatólogo Mikel Sánchez le haya detectado un edema óseo de consecuencias funestas. El exterior comunitario, que ya había cumplido sobradamente el plazo de diez semanas de baja diagnosticado tras la primera cirugía, permanecerá inactivo por espacio de dos meses más y no podrá reintegrarse a la disciplina de Scariolo, como mínimo, hasta primeros de diciembre. Un problema mayúsculo que viene a sumarse al esguince de rodilla de Leo Mainoldi y los problemas musculares de David Jelinek, aunque este último será de la partida en la Supercopa.

En el caso de Hanga, su baloncesto extremadamente atlético tiñe de sombras la consecución de la plenitud física antes del nuevo año. Para un baloncestista de su estirpe obligado a exhibir un cuerpo inmaculado para brindar un óptimo rendimiento, alcanzar el techo puede suponer una ardua tarea que se prolongue durante más semanas en el tiempo. Dado que su última aparición vistiendo la camiseta del Manresa se produjo el pasado 12 de mayo en el Nou Congost ante el Cajasol, el húngaro habrá totalizado la friolera de más de siete meses sin jugar un partido una vez reciba el alta médica. Este margen sideral le obligará a hacer una pretemporada individualizada en busca del acondicionamiento ideal y dilatará su entrada en un equipo que para entonces ya habrá afrontado, entre otras cosas, el desafío de allanar el camino hacia el Top 16 de la Euroliga.

El Baskonia comenzó a sospechar hace días que el estado físico de una de sus flamantes incorporaciones no evolucionaba al ritmo esperado. Por ello, Hanga abandonó el miércoles la concentración de Vielha para supervisar una articulación que, según dijeron en su día los médicos, debía estar lista para competir en la Supercopa de no surgir algún contratiempo. Pues bien, este ha irrumpido en un momento crítico y a la dirección deportiva no le queda otro remedio que mover ficha para reforzar una batería exterior reducida a San Emeterio, Causeur y Jelinek.

El club ha activado el inminente fichaje de un segundo temporero tras la reciente llegada del británico Daniel Clark. Las urgencias son evidentes, especialmente en un torneo continental donde al Laboral Kutxa le aguardan rivales de auténtico postín. Aunque cabía la alternativa de contratar un pívot y de que Nocioni ocupase puntualmente la posición de tres junto a San Emeterio, no se pretende modificar la composición de la plantilla.

El santafesino mantendrá su butaca como falso cuatro y, por ello, se rastrea exclusivamente el mercado de aleros. A diferencia de Mainoldi, cuya lesión debía ser suplida sí o sí por otro jugador de formación, la condición de comunitario FIBA de Hanga proporciona un mayor margen de maniobra. Eso sí, será mínimo, ya que acceder a una pieza de calidad a estas alturas de la película y que acepte un contrato temporal de, a lo sumo, dos meses, se antoja algo complicado. La continuidad de Videnov, que ha hecho toda la pretemporada, es otra posibilidad.