Vitoria. Hay días en los que resulta difícil rescatar aspectos positivos, destacar jugadores y resaltar acciones individuales. El Laboral Kutxa no resultó convincente ayer ni desde el punto de vista de sus individuos ni desde el colectivo. Nadie ofreció el nivel que se esperaba en el duelo inaugural de unas eliminatorias por el título en las que la afición azulgrana confiaba en que volviera a aparecer en escena la versión más sólida de un equipo que ha demostrado carácter cuando se ha encontrado contra las cuerdas.
Nocioni puso la intensidad en unos primeros minutos que invitaban a presagiar otro tipo de partido, pero pronto la cruda realidad colocó todo en su sitio. Sin alcanzar el nivel de acierto de otras ocasiones de cara al aro, el capitán Fernando San Emeterio tomó el relevo del Chapu y sostuvo al equipo en los momentos difíciles, incluidos en los momentos en los que parecía todo perdido.
Aunque fue más consistente por números que por sensaciones, Maciej Lampe firmó un nuevo doble-doble que permitió al equipo subsistir y alcanzar un final apretado que remató Heurtel.