Vitoria. Al Baskonia le aguarda a partir de mañana un desafío colosal si quiere colarse en la quinta Final Four de su historia. No sólo le ha tocado en suerte el club más rico y uno de los más laureados del Viejo Continente con 6 Euroligas en su palmarés que año tras año invierte ingentes sumas de dinero para edificar multimillonarios proyectos sino también un conjunto que en su feudo del Universal Sports Hall esgrime una fortaleza temible para cualquiera de los visitantes que osa profanar su inexpugnable fortín.
Pese a su aforo bastante pequeño (10.000 espectadores) para los tiempos que corren hoy en día después de que los dirigentes acometieran la pertinente ampliación de su vetusto pabellón para plegarse a las exigencias de la Euroliga, que impone obligatoriamente ese número mínimo para conceder la licencia A, el conjunto moscovita apenas exhibe grietas cuando actúa al amparo de sus aficionados. Lo demuestra el hecho de que, desde que fue auspiciada la nueva Euroliga al margen de la FIBA, apenas totaliza 18 derrotas. En estas doce temporadas plagadas de éxitos, y también alguna sonada decepción como la dolorosa pérdida del título en la última final ante el Olympiacos, en las que rara vez no ha alcanzado las rondas avanzadas del torneo más glamouroso, han sido contadas las ocasiones en que el cuadro del Ejército Rojo se ha visto sorprendido como local. Y eso que su público tiene la reputación de ser uno de los más gélidos, ya que apenas sienten árbitros y rivales la presión ambiental de una pista rebautizada con el nombre del eterno presidente de honor, el legendario Alexander Gomelskiy, fallecido en el año 2005.
Solo unos privilegiados tienen el honor de haber profanado el fortín ruso desde la temporada 2001-02. Para que cunda algo de optimismo entre la escéptica masa social baskonista, los dos únicos verdugos de la tropa dirigida por Ettore Messina pertenecen a la Liga Endesa. El Barcelona (60-81) y el Unicaja (81-94) demostraron que el rival vitoriano no es ni mucho menos invencible por mucho que esté compuesto por una opulenta colección de estrellas. El pasado curso, sin embargo, permaneció imbatido perdiendo allí sucesivamente el Brose Baskets, el Unicaja, el Zalgiris, el Zagreb, el Panathinaikos, el Efes, el Galatasaray y el Olympiacos. En la campaña 2010-11, los únicos que no salieron cabizbajos fueron el Armani Jeans (73-99) y el Panathinaikos (68-72). El Lottomatica (69-74) fue el solitario visitante que venció en la 2009-10. En la 2008-09, quienes se llevaron el gato al agua fueron el Real Madrid (78-82) y el Partizan (63-66). En la 2007-08, el Olympiacos fue el único forastero que destapó su vulnerabilidad (74-76), algo que nadie consiguió en la 2006-07. En la 2005-06, otros dos clásicos como el Montepaschi Siena (69-74) y el Panathinaikos (84-89) pudieron rubricar la gesta. El Barcelona (68-79) y el antiguo TAU Cerámica (éste dentro de la Final Four de Moscú por 78-85) fueron los únicos en lograrlo en la 2004-05. Un año antes, el CSKA cayó como local ante el Fortitudo Bolonia (70-71) y el Maccabi (80-83). En la 2002-03, volvió a acabar imbatido, mientras que la temporada 2001-02 fue de largo la peor en cuanto a resultados. Hasta cuatro visitantes, en concreto el Panathinaikos (85-91), el Real Madrid (77-92), el Skipper (75-77) y el Baskonia (73-90), rascaron algo positivo en el Universal Sports Hall. Todo un desafío, en definitiva, para este desconcertante Caja Laboral capaz de lo mejor y lo peor.