vitoria. En la Fuente de San Luis de Valencia se convirtió en uno de los pívots más rocosos del Viejo Continente despertando incluso el interés del antiguo TAU Cerámica para potenciar su juego interior. Esta temporada, a las órdenes de Rimas Kurtinaitis y con 35 primaveras a sus espaldas, está careciendo del protagonismo que desearía. Apenas promedia 14 minutos en pista debido a la fuerte competencia en el juego interior del combinado del extrarradio de Moscú, donde poderosos elementos como Davis, Augustine y Loncar le cierran el paso. Simpático y jovial donde los haya, no duda en alabar al rival de mañana.

No hay calificativos para definir la importancia de mañana, ¿verdad?

Así es. No puedo hablar en boca del Caja Laboral, pero en el caso del Khimki se trata del partido más importante de la temporada y el que nos va a dar todas las opciones de clasificarnos para la siguiente ronda. Es fundamental ganar porque luego nos queda una visita complicada al Olympiacos. Por eso, nos urge aún más ganar.

La presión será similar para ambos conjuntos, aunque la situación del Baskonia es un poco más delicada. ¿Quién soporte mejor la tensión, saldrá adelante?

La presión está ahí, pero esto forma parte del juego. Para mí, esta es la parte más emocionante de la temporada, ya que nos lo jugamos todo. Ahora se avecinan los duelos importantes en los que se ven a los buenos jugadores. Hay presión, pero el deportista debe convivir con ella. Se supone que ha elegido el baloncesto para vivir estos momentos. Para mí, es una situación emocionante y que me encanta.

El Khimki está firmando una increíble racha ganadora como anfitrión. Sorprende que lo consigan sin una gran afluencia de público y huérfanos de una fuerte temperatura ambiental. ¿Cuál es el secreto?

Creo que la clave es el alto ritmo que imponemos a los partidos y la gran confianza del equipo. No nos gusta especular y buscamos un tanteador alto desde el inicio. Tenemos un gran récord tanto en la VTB League como en la Euroliga. El ambiente para los duelos europeos es diferente y nuestro público anima más de lo normal. Probablemente, nos hayamos merecido algún triunfo más fuera de Moscú, pero lo compensamos con nuestra seguridad como locales.

Su club nació en 1997 y apenas posee 16 años de vida. ¿Sería un sueño la 'Final Four'?

Sí, sí, por descontado. Somos una entidad joven que en los últimos años está dando grandes pasos para consolidarse entre los mejores. Llegar a Londres sería algo fantástico, pero lo mejor para nosotros es no mirar tan lejos e ir partido a partido. Todavía queda un camino muy duro. Primero hay que clasificarse y luego ver el rival en el cruce. No debemos distraernos con esta posibilidad.

Los primeros meses fueron convulsos e incluso sufrieron retrasos a la hora de cobrar. ¿Se ha solucionado la situación?

Sí, todo está bien. Al principio de la temporada, no lo pasamos bien y, desgraciadamente, el problema no estaba en nuestras manos. Aunque nadie quería ayudarnos, el equipo mostró carácter, compromiso y jugó duro para ganar partidos aún no cobrando nuestros pertinentes sueldos. Entrenamos y salimos a jugar los partidos con la máxima profesionalidad. Creo que esto nos unió al grupo y ahora se ven los resultados. Pero, si digo la verdad, ahora no me gustaría volver a pasar por aquella situación.

Todos los elogios se los lleva el 'mago' Planinic, pero la fuerza del Khimki reside en su colectivo y la calidad de todas sus piezas.

Que nadie dude de ello. Zoran es nuestro mejor jugador y ello no se puede discutir. Es nuestro cerebro, está haciendo una gran temporada, es un base fantástico y puede tomar innumerables decisiones en un mismo partido como anotar, asistir... Pero hay mucho más. Para mí, Paul Davis se encuentra entre los cinco mejores pívots de Europa. Produce todas las noches y es capaz de conseguir casi siempre 18 puntos y 10 rebotes. Luego, están Fridzon, Loncar, Monya... Para mí, es un honor formar parte de este equipo porque disponemos de numerosas alternativas para salir adelante.

¿Qué opinión le merece este Caja Laboral tan irregular?

Mira, posee un puñado de grandes jugadores y hay que tener cuidado con todos, pero siento debilidad por Andrés Nocioni. He jugado ante él muchas veces a nivel de selecciones y es increíble lo que transmite a sus equipos. Siempre pone en problemas al rival. Del Baskonia, diría que hay que poner el foco en todas sus piezas y, obviamente, un poco más en el argentino.

Cuando usted militó en Valencia, el cuadro vitoriano contaba con Splitter, Teletovic, Rakocevic o Mickeal. ¿Le infundía más respeto aquel conjunto?

Está claro que aquella plantilla poseía una calidad incuestionable y, de hecho, varios jugadores de los que nombras están ahora en la NBA. Sin embargo, les respetaba tanto como a los de ahora. Llevo diez años en Europa y, desde el primer partido en que me enfrenté a Scola y a todos aquellos, nunca he visto una mala versión del Caja Laboral. Todos sus equipos han tenido durante estos años buenos sistemas y buenos jugadores. Puede que ahora no haya esos grandes nombres como antaño, pero solo hay que mirar la clasificación de la ACB y ver que marchan segundos con una gran diferencia sobre el tercero para darse cuenta de la calidad del colectivo.

¿Cree que la actual Euroliga es la más igualada de los últimos años?

No soy el más indicado para hablar de lo que ha sucedido en todas las ediciones, pero creo que es la más abierta de las que recuerdo. No podría decir la identidad de los dos grandes favoritos ni tampoco de los equipos que se clasificarán para la Final Four. Esto es positivo. No sé sabe lo que puede ocurrir. Hay rivales muy peligrosos pero creo que nadie es imbatible.

Hablando ya de usted, ¿cómo se adapta un australiano al terrible clima de Moscú?

(Risas). Es difícil salir a la calle con 20 grados bajo cero. Tardas un tiempo en aclimatarte a algo tan diferente a lo que estás acostumbrado. Está claro que prefiero la playa y las olas de mi país.

También sorprende que no esté disfrutando de muchos minutos en la zona. ¿Decepcionado con su rol?

Por supuesto que sí. Lógicamente, me gustaría ayudar mucho más a mi equipo de lo que estoy haciendo, pero trato de hacer mi trabajo. Cuando no salgo a la pista, al menos intento hacer equipo y aportar mi veteranía a los compañeros. Es duro de asumir que, sin mi presencia, el equipo esté rindiendo bien. Entonces, todo se complica. Adoro jugar, pero ésta es mi situación y quiero sacar lo mejor de ella.

¿Qué recuerdos conserva de su experiencia en la ACB?

Mi etapa en España fue fantástica. En Valencia tanto mi familia como yo nos sentimos como en nuestra propia casa. Nos encantó la ciudad. Mi mayor lamento fue quizá la decisión de tener que marcharme porque todo fue perfecto. Jugamos un gran baloncesto a nivel de equipo, pero desgraciadamente se acabó.

Atesora a sus 35 años un largo recorrido por diferentes países europeos. ¿Le queda algo por conocer?

Espero que sí. Desconozco aún el tiempo que estaré jugando. Nunca sabes lo que te va a deparar este mundo, pero me siento bien físicamente, con fuerzas y energía para afrontar cualquier desafío. Iré año a año porque no me quiero arrastrar.

Y, para finalizar, un secreto. ¿Cuántas veces ha estado cerca de vestir la camiseta del Baskonia?

Al menos, en un par de ocasiones que recuerde ahora mismo. Una fue antes de fichar por el Olympiacos en 2010. Desgraciadamente no fructificó la operación pero a veces he tenido la certeza de que un día u otro iba a actuar en Vitoria.