vitoria. Hubo un tiempo en que el Fernando Buesa Arena, con unas dimensiones menos gigantescas que las actuales, se convirtió en un fortín inexpugnable donde el Baskonia forjó sus grandes éxitos continentales como la clasificación para cuatro ediciones consecutivas de la Final Four entre los años 2005 y 2008. Eran inolvidables veladas en las que ese sexto jugador azulgrana ya había anotado la primera canasta antes del salto inicial y el forastero de turno sentía pavor a aterrizar en un recinto donde la presión ambiental se dejaba sentir de lo lindo tanto entre las estrellas rivales como en los árbitros. Sin alcanzar las cotas del Pionir serbio, el Nokia Arena israelí o del OAKA ateniense, posiblemente los lugares más denostados por cualquier visitante, el coliseo de Zurbano era un pequeño infierno en que el desenlace favorable estaba casi siempre escrito de antemano.

Desde hace tiempo, sin embargo, esa tendencia ha cambiado por completo. La fragilidad al amparo de su afición ha minado, en parte, el poder competitivo del cuadro vitoriano lejos de sus fronteras. En una Euroliga donde los triunfos a domicilio poseen un valor incalculable y la mejor forma de granjearse el respeto es hacerse fuerte en casa, un dato de lo más revelador ilustra la tremenda incapacidad alavesa para satisfacer dicho objetivo. Algo que cualquier aspirante a alcanzar las rondas más avanzadas de la competición debe exigirse como requisito fundamental.

De los actuales supervivientes en el Top 16, el Caja Laboral es el cuarto conjunto que más fracasos totaliza en su casa desde que el torneo más glamuroso de Europa diese sus primeros pasos allá por octubre del año pasado. Únicamente el Emporio Armani (64-62), el Cedevita (97-70), el Olympiacos (82-74) y el Besiktas (77-51) han mordido el polvo. Para sonrojo del baskonismo, quienes ostentan peores registros son las tres desahuciadas cenicientas que sobreviven en la Euroliga ya sin opciones de clasificación desde prácticamente el epílogo de la primera vuelta del Top 16. Son los casos del Besiktas, en el grupo F, y de los alemanes del Alba Berlín y Brose Baskets, en el E.

un único imbatido De los restantes participantes, sin duda los que atesoran más hechuras como colectivo y plantillas más sólidas, los alaveses son los más vulnerables como locales. Hasta ahora, han cosechado seis derrotas, tres en la ronda inicial ante el Zalgiris (74-77), el Efes (64-76) y el Olympiacos (72-89) bajo la dirección de Dusko Ivanovic que afortunadamente carecieron de trascendencia, y otras tres dentro del Top 16 con la batuta de Zan Tabak frente al Barcelona (79-90), el Khimki (71-83) y el Maccabi (62-66). Demasiadas concesiones por parte de un grupo que, en parte por ello, ha visto comprometidas al máximo sus opciones de inmiscuir su figura entre los ocho mejores.

Con un bagaje mucho más aseado figuran por delante el Real Madrid -único imbatido-, el Barcelona y el Khimki -éstos últimos con una solitaria derrota ante el CSKA y el Olympiacos respectivamente-, el CSKA, el Anadolu Efes, el Montepaschi y el Panathinaikos -en su caso, ya han perdido dos partidos-, el Olympiacos -tres traspiés-, el Maccabi, el Zalgiris y el Unicaja -un trío con cuatro derrotas-, y, por último, el Fenerbahce. El inminente adversario del Caja Laboral está firmando una pésima trayectoria, pero aun así ha perdido un encuentro menos que los vitorianos. Por su parte, el Besiktas ya acumula siete varapalos, mientras que los dos conjuntos teutones son de largo los más ineficaces con ocho derrotas cada uno.

Ahora que el Top 16 ya ha entrado en su fase decisiva, restan dos compromisos cruciales en el Buesa Arena ante el Fenerbahce y el Montepaschi y el margen de error es mínimo, al Caja Laboral no le queda otro remedio que apelar a aquel mágico embrujo de antaño para que no acabe ahogado en la orilla. En caso contrario, la suerte estará echada y la quinta Final Four de la historia deberá aguardar para una mejor ocasión. Cabe recordar que el extinto TAU Cerámica llegó a permanecer prácticamente tres años imbatido -entre el 12 de enero de 2005 y el 29 de noviembre de 2007- al amparo de sus aficionados abriendo y cerrando ese mágico círculo un coloso como el CSKA. Durante este intervalo de tiempo, encadenó nada menos que treinta victorias consecutivas.