VALENCIA BASKET San Miguel (3), Ribas (16), Kelati (2), Doellman (21), Lishchuk (9) -cinco inicial-, Markovic (7), Faverani (15), Rafa Martínez (10), Dubljevic (0) y Florent Pietrus (0).
GRAN CANARIA Bellas (3), Toolson (17), Newley (16), Nelson (11), Rey (5) -cinco inicial-, Guerra (0), Báez (6), Tavares (2), Scheyer (5), Beirán (2), Alvarado (0) y Slokar (5).
Parciales 17-10, 22-12, 20-23, 24-27.
Árbitros Martín Bertrán, Conde y Cortés. Eliminaron a Lishchuk.
Vitoria. Pese a que circulaba por el lado más amable del cuadro, nadie apostaba por él en los pronósticos previos. Su técnico empezaba incluso a estar seriamente cuestionado a orillas del Turia, donde la intranquilidad crecía y crecía tras una incesante racha de derrotas entre ACB y Eurocopa. Pues bien, el Valencia Basket y Velimir Perasovic llevan camino de firmar una brillante redención en esta Copa del Rey. Su primera víctima fue el Estudiantes, amputado de pies y manos para dar la sorpresa sin el concurso de Carl English. Ayer, cayó en su tela de araña un Gran Canaria que acusó el esfuerzo de los cuartos de final y se mostró impotente para plantear algo de batalla en un pulso descafeinado y carente de interés debido al desequilibrio de fuerzas. El Barcelona se presenta hoy como indiscutible favorito, pero no debe minusvalorar a un finalista que apenas ha debido esforzarse para satisfacer su objetivo y no tiene nada que perder en un partido con todo en su contra.
Si la primera semifinal entre Caja Laboral y Barcelona se convirtió en un precioso toma y daca que mantuvo en vilo a los aficionados hasta los minutos finales, la segunda discurrió por unos cauces diametralmente opuestos. El Valencia Basket acometió por la vía rápida la defunción de su rival insular, que se marchó al descanso con únicamente 22 puntos y lastrado por unos erráticos porcentajes fruto de su alarmante falta de ideas. Sin hacer nada del otro mundo y aprovechando la hegemonía interior de sus torres Faverani y Lishchuk, los de Perasovic llegaron a amasar rentas próximas a los 20 puntos. Tan desnivelada estaba la balanza que las abarrotadas gradas del Fernando Buesa Arena se vieron despobladas de público mucho antes de que llegara el bocinazo final.
No hubo esta vez noticias de Xavi Rey, el héroe de los cuartos de final ante el Bilbao Basket que en esta ocasión descendió del pedestal y sucumbió por goleada el duelo ante dos fornidos pívots. El Gran Canaria, huérfano de la disciplina que le ha conducido este curso hacia unas cotas insospechadas, solo revivió mínimamente en un tercer cuarto donde se despojó los pegajosos grilletes levantinos. La oportuna zona 1-3-1 diseñada por Pedro Martínez permitió estrechar el marcador (51-43), aunque el acierto triplista de Doellman y un Ribas on fire instauraron nuevamente el nítido dominio taronja.
El exbaskonista, limitado a un residual papel como secante defensivo durante su negro ciclo en la capital alavesa, quiere recuperar su esplendor de su dorada época de Badalona. Frente a los amarillos, destapó el tarro de las esencias con un álgida producción anotadora. A la fiesta del inquilino de La Fonteta, se sumaron Doellman -máximo anotador del choque con 21 puntos-, Faverani e incluso un renacido Rafa Martínez, otro jugador que no estaba atravesando un buen estado de forma y, en cambio. Quiere resurgir de sus cenizas. Únicamente un drástico descenso de la intensidad levantina permitió a los insulares maquillar el marcador en un último acto intrascendente que, sin embargo, no hizo perder el ánimo a su bulliciosa y simpática afición. Tras la consecución de su primer triunfo copero de la historia, su balance no puede ser más satisfactorio.