vitoria. Resulta muy complicado determinar el grado de descomposición al que había llegado la relación que mantenía Dusko Ivanovic con la plantilla baskonista, aunque una de las principales razones por las que Josean Querejeta asumió una decisión tan complicada como polémica descansaba en la evidente fractura que se había producido entre parte del vestuario y el preparador montenegrino. El máximo dirigente azulgrana pretendía recuperar anímicamente a un grupo que parecía haber tocado fondo y que con la llegada de Zan Tabak, al menos de inicio, está experimentado cierta mejoría mental. Algunos jugadores, no obstante, parecen haberse soltado el yugo que los atenazaba, tanto en su juego como en sus declaraciones.
Thomas Heurtel, héroe el jueves ante el Armani, villano otras tantas veces, no tuvo reparos en destacar al término del encuentro que los nuevos aires que se respiran en el cambiador local del Buesa Arena han resultado beneficiosos para el grupo. "Para mí ha resultado positivo y creo que también para el resto del equipo", manifestó el director de juego francés. "Dusko es un gran entrenador, pero ahora tengo la oportunidad de tener más confianza e intento dar lo mejor de mí mismo", añadió pocos minutos después de haber firmado la canasta con la que el Caja Laboral amarraba la victoria y lograba conservar sus opciones de clasificación para el Top 16.
Heurtel es uno de los jugadores que más parece haber acusado el relevo en el banquillo. A pesar de que con Ivanovic también ejercía como base titular, tras la llegada de Tabak ha recobrado sensaciones y, para bien o para mal, ha vuelto a parecerse al jugador caótico e imprevisible que siempre ha sido y seguramente será. Sin llegar a convencer a la gran mayoría, Heurtel puede dar lo mejor de sí mismo cuando dispone de cierta confianza para sumar en ataque, para mirar al aro contrario, algo que no sucedía en los últimos partidos de Ivanovic. Así lo avalan los datos.
El galo, que lanzó ocho veces a canasta ante el Armani (3/5 en tiros de dos y 1/4 en triples) y seis en la victoria ante Unicaja (1/3 en tiros de dos y 3/3 en triples), había desaparecido como alternativa ofensiva en los últimos duelos de Ivanovic al frente del equipo. De hecho, en los cinco últimos choques de ACB del montenegrino (Joventut, Real Madrid, Barça, Valencia y Obradoiro) sumó un total de nueve lanzamientos a canasta, que ofrece una media inferior a los dos tiros por cita. Algo que resulta ridículo para un base cuya principal virtud debe de ser sin duda su desparpajo.
No es el único que se ha soltado el yugo que parecía tenerlo amarrado. También Maciej Lampe, que no ha dudado a la hora de reconocerlo cada vez que ha tenido ocasión, y Brad Oleson parecen haberlo acusado. De todos modos, como indicó Heurtel, parece que es el equipo al completo el que aprecia un cambio que la situación exigía a gritos.