A LO largo de la historia, las diferentes vertientes de la ciencia se han empeñado en investigar y analizar todas las posibilidades de las diferentes teoría sobre los ejes. Las aplicaciones son infinitas pero, por si todavía quedaba alguna duda, desde ayer es evidente que existe una nueva modalidad. El duelo ante el vigente campeón de Europa en El Pireo mostró con absoluta claridad que el actual planeta Baskonia gravita sobre un eje llamado Maciej Lampe.

El pívot polaco evidenció, para lo bueno y para lo malo, que el futuro del Caja Laboral en la presente temporada pasa, en gran medida, por sus manos. Es la piedra angular de este proyecto y tiene capacidad más que de sobra para desempeñar ese papel sin que le tiemblen las manos. Ahora bien, como cualquier pieza vital en los engranajes de todo equipo, su ausencia se deja sentir de manera más que notable.

Pues bien, ambas situaciones estuvieron presentes durante los cuarenta minutos de la contienda ante el Olympiacos. Durante los dos primeros cuartos del choque, el jugador baskonista acusó su falta de ritmo tras una pretemporada marcada por los problemas físicos y ofreció un perfil muy desdibujado de lo que puede aportar. Así, al descanso, sus números no dejaban lugar a interpretaciones. Una valoración negativa (-2) en casi cinco minutos de juego y, lo que quizás es más importante, una sensación de impotencia para revertir la situación.

Sin embargo, el tiempo se encargó de demostrar que era una percepción totalmente errónea. Porque el paso por el vestuario sirvió para que Lampe recibiera una inyección de adrenalina y, con el inicio del segundo periodo, desplegara sus muchas y notables capacidades sobre el parqué. Como si se tratara de otro jugador completamente diferente, el polaco se echó el equipo a la espalda y fue el germen de la reacción que llevó al equipo de Dusko Ivanovic a darle la vuelta al marcador.

Tras iniciar el tercer periodo once abajo (48-37), el Caja Laboral cerró ese parcial con un punto de ventaja (65-66). En esos diez minutos el conjunto vitoriano le propinó un completo repaso al vigente campeón de Europa y mostró los puntos fundamentales de lo que debe ser el camino a recorrer en el presente curso para poder alcanzar los siempre ambiciosos objetivos marcados.

Pues bien, el principal hito de ese camino es, sin duda, Maciej Lampe. Anotando catorce de los veintinueve puntos que firmó el Baskonia en ese tercer cuarto y convirtiéndose en el amo y señor de la zona, propulsó el despegue azulgrana que permitió al cuadro alavés volver a meterse de lleno en la lucha por la victoria. En el epílogo del choque, sin embargo, no pudo mantener ese excelente nivel de acierto y, como por otra parte era previsible considerando su todavía precario estado físico, y sus prestaciones volvieron a ser terrenales. Al final, la moneda cayó del lado local y el Olympiacos se hizo con su primer triunfo en esta Euroliga. Sin embargo, la mejor lectura para el Baskonia es que ya ha encontrado a la piedra angular de su nuevo proyecto. Aunque, eso sí, aún está en construcción.