vitoria. A Pau Ribas parece encajarle ese dicho que reza que esto no va de cómo empieza sino de cómo acaba. El exterior catalán del Caja Laboral, una de las piezas más regulares en el último tramo competitivo, aboga por mantener la cautela a la hora de valorar los resultados y el rendimiento que está ofreciendo el plantel azulgrana en las últimas semanas. Considera que el equipo, lastrado por la interminable ristra de inconvenientes que ha venido padeciendo desde que arrancó el curso, no es en este momento cuando debe ofrecer su máximo nivel, sino cuando llegue la hora de la verdad, en las eliminatorias por el título. Pero incluso en esa tesitura considera al Baskonia capaz de resolver con un resultado positivo el duelo ante el Real Madrid que este próximo lunes se celebrará en el marco de la jornada festiva que ha organizado el club para celebrar la inauguración del nuevo Buesa Arena de los 15.000 asientos.
"Está claro que podemos ganar al Madrid", aseguraba ayer el jugador azulgrana. "Somos un buen equipo y estamos capacitados para lograr la victoria", apuntillaba un Ribas que, como la mayor parte de los aficionados, se muestra consciente de que el rendimiento del equipo sigue resultando demasiado irregular como para afrontar con absoluta certeza en sus posibilidades envites que otrora se encaraban con toneladas de suficiencia.
Ribas, no en vano, lo tiene muy claro. Una vez dilapidadas las opciones de pelear por la Copa del Rey o la Euroliga, saldada en esta ocasión con un decepcionante descalabro a las primeras de cambio, el Caja Laboral sigue su camino con la mente puesta en dar guerra en la pugna por el último trofeo que queda sin dueño. El catalán considera que el conjunto azulgrana es un aspirante que se encuentra todavía en el taller de montaje, un favorito en fase de pruebas.
"Estamos en una buena dinámica", apuntó, "aunque es verdad que hemos tenido algún mal resultado en campos complicados". Pese a todo, mira al horizonte, como el grueso del baskonismo, con la vista puesta en el retrovisor. Porque quizá para encontrar la ruta que conduzca a un futuro glorioso haya que echar la vista atrás y remontarse dos temporadas para encontrar el ejemplo que sigue el cuadro azulgrana. Entonces, en una temporada que algunos medios quisieron tildar de bipolar y los resultados fueron pintando de blaugrana, un Baskonia con el que nadie contaba se coló en la fiesta de los futboleros para hacerse con su tercer entorchado liguero. Ahí está el modelo. En esa dirección trabaja el plantel baskonista, a las órdenes de un Dusko Ivanovic que dispone de más tiempo que de costumbre para ejercer como alquimista. La fórmula la conoce el montenegrino tanto como el propio Ribas, que ya era parte de aquella plantilla que ha pasado a la historia del club.
el modelo de hace dos años "Estamos trabajando duro para poder llegar al nivel que creemos que podemos llegar", insistió. Y lanzó un aviso para navegantes, un mensaje cifrado, una solicitud de respeto para todos aquellos que hayan decidido descartar de antemano a un equipo habituado a crecerse ante la necesidad. "Cuando lleguemos a la fase finak es cuando tenemos que estar bien. Entonces es cuando tenemos que estar en nuestro mejor momento", proclamó el catalán. La cuestión es saber si, como hace dos años, Ivanovic tiene mimbres suficientes como para elaborar un cesto campeón.
De momento, el primer escalón pasa por el partido del lunes. El rival, como concede Ribas, es un hueso "duro", pero el Caja Laboral contará por primera vez con 15.000 almas en la grada, en una tarde que se avecina aún más especial ante la escenificación definitiva de la parábola del hijo pródigo con un Nocioni deseoso de poder devolver sobre el parqué el calor y el enorme apoyo que ha recibido desde que se conoció la noticia de su retorno. Un buen Nocioni, desde luego, cargará de argumentos a un equipo que no ha dicho aún la última palabra esta temporada.