dEcía el gran Andrés Montes que todos los jugones sonríen igual, pero hay personas que no se lanzan a exteriorizar sus sentimientos ni en sus momentos de mayor gloria. Ayer, el rostro de Brad Oleson se mantuvo impertérrito durante todo el encuentro. 28 minutos de juego en los que el escolta nacido en Alaska apenas alteró su gesto. No le importaba que su muñeca estuviera en pleno estado de ebullición. El jugador azulgrana, cuestionado a lo largo todo del verano y más fuera que dentro durante mucho tiempo, parecía no querer permitirse el lujo de la sonrisa.

Al fin y al cabo, meter puntos es su trabajo. Abocado a un rol defensivo del que la pasada campaña intentó pero no consiguió desprenderse, ante el Bizkaia Bilbao Basket el rubio killer surgido del frío alzó su voz, y ésta fuera escuchada más alto que nunca, rompiendo su techo anotador y batiendo su récord de puntos como baskonista hasta los 23, dos más que en el choque del 22 de mayo ante el Gran Canaria. Elevar el puño al aire en un par de ocasiones fue el único gesto de rabia del alaskeño. Su compatriota Reggie Williams, condenado al banquillo ayer por Ivanovic pese a encontrarse totalmente recuperado de su lesión de rodilla, le observaba con curiosidad desde su silla.

"¿Por qué me ha fichado este equipo si ya tienen a alguien como él?", parecía preguntarse el anotador de los Golden State Warriors. De repente, el Baskonia recibía la visita de un extraño. Con un increíble porcentaje de acierto desde la línea exterior -6 de 7 en triples- y cuatro asistencias, Oleson acabó como MVP y máximo anotador de un partido en el que el Caja Laboral disfrutó con sus incorporaciones pero ganó gracias a su vieja guardia. Los murmullos y gritos se apoderaban del Bilbao Arena cuando Kevin Seraphin salía a la cancha, pero los gestos de admiración tenían un destino muy diferente y bien conocido. Con todo, modesto como pocos, Oleson no quiso perder la oportunidad de compartir las loas con un buen amigo.

el 'ladrón' ribas El norteamericano allanó el camino y marcó el objetivo en el punto de mira, pero el triunfo ante un peleón Bizkaia Bilbao Basket pudo haber quedado en un sueño frustrado de no ser por la aparición de un excelso Pau Ribas en las últimas acciones de juego. El jugador catalán, que junto a Oleson está llamado a dar un paso adelante tras dos años en el conjunto azulgrana, forzó un error de los bilbaínos y enlazó su acción con un sorprendente robo de balón a un desesperado Josh Fisher en los segundos finales.

Ribas, que recibió seis faltas de los hombres de negro y afiló su puntería desde el tiro libre hasta en diez ocasiones, acabó con 14 puntos y la sensación de que por fin parece dispuesto a asumir galones. Aún con todo un mundo por delante en una temporada que se atisba larguísima y apasionante, Dusko Ivanovic puede estar tranquilo. Los grandes fichajes no solo han llegado este año desde la NBA. Algunos ya estaban en casa.