vitoria. Los vientos de cambio que empezaron a soplar en la ACB hace unos meses acaban de convertirse en un auténtico huracán. La reunión celebrada ayer en Barcelona en el marco de la Final Four supone un antes y un después en el golpe de estado liderado por el Baskonia con la compañía de otros once equipos de la competición nacional. Hartos de lo que consideran un errático modelo de gestión que está llevando a la Liga a un estado catatónico, los equipos llamados rebeldes lanzaron un órdago en toda regla. Algo que, en realidad, es más que una amenaza. O cambian las reglas del juego -dimisión de Eduardo Portela incluida- y la ACB les cede el control para intentar salvar la agujereada nave, o están dispuestos a crear una Liga paralela sin los seis equipos que ahora se niegan a unirse.

A través de un durísimo comunicado hecho público tras la reunión mantenida ayer por la mañana en un hotel de Barcelona, los clubes se emplazan "para una nueva reunión en la que se estudiará el dictamen solicitado hace unas semanas a un prestigioso bufete de abogados en relación a la viabilidad de la organización de una Liga Profesional de baloncesto con la participación de, como mínimo, los doce clubes reunidos en Barcelona". En realidad, el estudio al que se refiere, más que una primera toma de contacto, es el punto de partida para la instauración de una nueva ACB. La amenaza tiene una base extremadamente sólida y, salvo giro de los acontecimientos, no tiene vuelta atrás.

Además del Baskonia, el resto de equipos dispuestos a formar parte de una competición alternativa son Real Madrid, Barcelona, Power Electronics Valencia, Unicaja, Bizkaia Bilbao Basket, Lagun Aro, Gran Canaria, CAI Zaragoza, Blancos de Rueda Valladolid, Assignia Manresa y Menorca Basquet. Todos estuvieron presentes en la reunión de ayer. Por su parte, los clubes que no quieren unirse a la escisión y mantienen su apoyo a Eduardo Portela son DKV Joventut, Cajasol, Baloncesto Fuenlabrada, Meridiano Alicante y CB Granada, éste último -al igual que el Menorca- ya descendido a la LEB. El Estudiantes firmó en su día el documento de rebeldía, pero ayer no estuvo en Barcelona. Si éstos optan por desmarcarse de este golpe de estado, la nueva Liga contaría "como mínimo" con los doce reunidos en la Ciudad Condal.

La gota que ha colmado el vaso ha sido la negativa del actual presidente de la ACB a trasladar a los clubes la auditoría con los datos reales de ingresos y gastos de la competición. Y es que en el fondo subyace la sospecha de que los datos económicos reales podrían haber sido maquillados. Por eso, el grupo mayoritario confía en que, cuando los equipos fieles a Portela tengan en sus manos toda la documentación, cambien su opinión y se unan al nuevo proyecto. Si se niegan, podrían quedar abocados a jugar la LEB. "Los integrantes de este grupo quieren reiterar a los seis clubes que forman parte de la Liga ACB y que todavía no se han sumado a este proyecto la voluntad integradora que persigue este colectivo", aseguraban en la nota enviada a los medios de comunicación.

Así las cosas, el quilombo creado tras la decisión de ayer tendrá su nuevo episodio dentro de unos días en una reunión cuya fecha está aún por determinar. Sin embargo, según apuntaron ayer fuentes del grupo rebelde, los acontecimientos pueden precipitarse a marchas forzadas, mostrándose dispuestos a romper la baraja y anunciar el visto bueno a la nueva Liga antes de que acabe la presente temporada. A partir de ahora, el baloncesto español asiste a un cambio de paradigma de, todavía, incierto resultado.