vitoria. Malherido, apaleado y deprimido tras la contundente eliminación de la Euroliga, el Caja Laboral regresa esta tarde (18.00 horas) a la única competición en la que aún le restan opciones de título, una ACB en la que ejerce como campeón y en la que debe recuperar la autoestima que se ha escapado por el sumidero después de los correctivos que le ha aplicado el Maccabi. Limitado en su rotación y con algunas piezas desgastadas al máximo por la sobrecarga de minutos, el combinado azulgrana afronta un encuentro en teoría propicio para recuperar la senda de los triunfos.

Un Estudiantes irregular, también recién eliminado a las puertas de la Final Four de la Eurocup, se presenta como el rival idóneo para templar los ánimos e insuflar ciertas dosis de calma en un entorno agitado ante las evidentes carencias de espíritu competitivo arrojadas en los meses previos. Los precedentes hablan de un evidente dominio del conjunto vitoriano en los duelos disputados entre ambos contendientes en el Buesa Arena. Los colegiales han salido de la capital alavesa con las orejas gachas en sus últimas siete visitas. Pero hoy en día, y teniendo en cuenta el estado depresivo que atraviesa el cuadro azulgrana, no puede garantizarse nada.

El torneo doméstico, donde el equipo gasteiztarra debe enmendar la errática trayectoria seguida para asegurarse una buena posición de cara a los cruces, aparece en el horizonte como el único frente abierto en una temporada marcada por las decepciones. El objetivo ahora mismo resulta diáfano: los pupilos de Dusko Ivanovic deben echar el resto en el tramo final de la competición para arrebatar al Power Valencia una tercera plaza que se presenta bastante cara por los calendarios que les quedan a ambos aspirantes.

El preparador montenegrino volverá a contar con un escuadrón bajo mínimos. Las bajas de Pape Sow y Nemanja Bjelica volverán a reducir la rotación al máximo. Los ya agotados peones que están asumiendo un empacho de minutos en estas últimas semanas deberán echarse a las espaldas el peso del equipo en este duelo. Una victoria ante el equipo del Ramiro de Maeztu podría suponer además la ruptura de un devenir demasiado irregular para un plantel que defiende el título de campeón. Si el Baskonia logra el triunfo sobre el parqué del Buesa Arena esta tarde, romperá una pésima dinámica que se prolonga desde hace cuatro meses, el tiempo que ha pasado sin que los pupilos de Ivanovic encadenen tres victorias consecutivas en la ACB. Fue un ya lejano 28 de noviembre cuando el Caja Laboral se impuso al Menorca Basquet en Vitoria (79-61) y rubricó una descomunal racha de siete triunfos consecutivos. Corrían tiempos mejores, engañosos, en los que daba la impresión de que el equipo iba a pelear de nuevo por cerrar la temporada regular en lo más alto de la tabla clasificatoria.

Desde aquel momento el equipo azulgrana, que hace gala de un espíritu demasiado débil cuando las cosas se ponen cuesta arriba, sólo ha sido capaz de concatenar dos victorias de manera consecutiva. Vulnerable como visitante en cualquier pista, el agónico triunfo de la pasada semana en Mahón -con ese providencial triple sobre la bocina de Mirza Teletovic- supuso el fin a una etapa negra, en la que la trayectoria se antojaba más propia de un equipo de clase media que de actual campeón.

registros menores En el ciclo completo que se cerró la pasada semana, entre las dos victorias contra el colista, el cuadro azulgrana ha coleccionado tantas victorias como derrotas -nueve en ambos casos-. Pero no son tanto los resultados como las sensaciones lo que preocupa en el entorno baskonista. La fragilidad mental del plantel gasteiztarra, patente en los momentos en los que antaño afloraba su espíritu aguerrido, debería quedar desterrada en el último tramo de la fase regular para poder afrontar con ciertas opciones de éxito los play off.

El Estudiantes, tan vistoso como poco sólido, sigue contando con opciones de hacerse con una plaza para disputar las eliminatorias por el título, por lo que tratará de aprovechar el lánguido estado del plantel baskonista. En cualquier caso, la tradición invita a pensar que la de esta tarde tiene que ser el primer paso en la vereda de redención de un equipo que ha regalado demasiadas decepciones a una hinchada que ya sólo puede soñar con reeditar el título liguero.