vitoria. Dusko Ivanovic nunca ha sido un entrenador de amplias rotaciones. Acostumbrado a tirar de sus hombres de confianza hasta la extenuación, muchos sostienen entre bromas que el entrenador montenegrino se olvida de alguno de sus jugadores en medio de la tensión propia de cada partido. Y si no que se lo digan a Pape Sow. Tal vez ante el inminente pistoletazo de salida para la Copa del Rey, el entrenador montenegrino ha optado por allanar el camino entre el banquillo y el parqué para repartir más minutos entre sus pupilos. Una concesión que ha traído consigo el despertar de un equipo que parecía condenado a la desidia tras un peligroso bajón de juego.
Frente al Panathinaikos, la vieja guardia azulgrana dejó paso a hombres como Esteban Batista o, sobre todo, Pau Ribas, que en apenas diez minutos de juego provocó el delirio en la grada con tres triples consecutivos durante el tercer cuarto y un excelente trabajo en defensa. El importante triunfo frente a la escuadra de Zeljko Obradovic dejó un dato que en el plantel baskonista no se ha prodigado mucho a lo largo de la presente campaña: ninguno de los nueve jugadores que saltaron al parqué bajó de los diez minutos de juego. De hecho, en los doce partidos que el conjunto alavés había jugado en esta Euroliga Ivanovic nunca había sacado a jugar a tantos jugadores durante tantos minutos. Hasta el duelo del jueves, siempre había alguno -normalmente Pau Ribas o Nemanja Bjelica- cuya peso en la rotación se limitaba a dar descanso a algún compañero durante unos pocos minutos. En la ACB, sin embargo, el preparador balcánico ha sido un poco más proclive a las concesiones.
trabajo defensivo De cualquier forma, el Caja Laboral demostró ante el Panathinaikos que solo mediante la defensa será capaz de alcanzar cotas más altas. Algo que la pasada campaña únicamente pareció entender en el último tramo y, especialmente, en los play off de la final contra el Barcelona. Y en este punto es donde un jugador como Brad Oleson se convierte en un estajanovista por naturaleza. El escolta norteamericano parece haber asumido que, con la llegada de David Logan, el rol de killer que le hizo famoso durante su etapa en Fuenlabrada es ya parte del pasado. Sus guarismos del jueves son, cuanto menos, sorprendentes para cualquier escolta del mundo. En los 24 minutos que estuvo en cancha, Oleson apenas lanzó un tiro de campo -un triple que erró-. Como bien demostraron sus cuatro faltas, el jugador nacido en la fría North Pole se vació en defensa a cambio de que sus compañeros pudieran lucirse en ataque, como un recuperado para la causa David Logan, que pasó de jugar cuatro minutos contra el Lietuvos a 21 frente a Unicaja y 16 contra Panathinaikos.
Mientras tanto, Batista aumenta de forma paulatina su presencia en ataque y defensa y, como quedó demostrado el jueves, sus compañeros buscan sus movimientos en el poste bajo cada vez más hasta haberse convertido ya en la gran referencia interior azulgrana un mes después de aterrizar en el Buesa Arena. El desplome anímico del gigante Barac -totalmente improductivo ante Panathinaikos y Unicaja- ha hecho el resto.
En realidad, el giro de guión acometido recientemente por el Caja Laboral tiene mucho que ver con el pívot uruguayo. Aún sin alcanzar la presencia del añorado Tiago Splitter, resulta evidente que el equipo se siente muchísimo más a gusto con el cinco sudamericano en cancha que con el croata, cada vez más acomodado en la media distancia.
En cuanto finalice del duelo de mañana contra el Gran Canaria 2014 de Pedro Martínez, el Baskonia iniciará la preparación para la que podría ser su séptima Copa del Rey en caso de que la cita de Madrid acabe con final feliz. Cinco días para enmendar los puntos débiles de un equipo cuyo futuro en el torneo del K.O. resulta imposible de predecir.