Vitoria. Entre el Caja Laboral y el Khimki existe alguna cuenta pendiente. Si bien no lo exterioriza de puertas hacia afuera, el cuadro ruso conserva un ansia de revancha que hoy le hará doblemente peligroso. Cuando ya saboreaba la pasada campaña las mieles de la clasificación hacia los cuartos de final de la Euroliga, una épica reacción vitoriana ante el Cibona truncó sus sueños de hacer historia en la competición. A su juicio, la poca profesionalidad de los jugadores croatas en la prórroga -cuando sus remotas opciones ya estaban agotadas-, supuso el detonante de su eliminación.

El recuerdo de aquel episodio merodeará hoy con fuerza en un duelo donde se presume un anfitrión enrabietado y con ganas de vengar aquella afrenta dolorosa. Tras los resultados de la última jornada, la necesidad apremia mucho más a los de Scariolo, cuya derrota en Belgrado les obliga a salvaguardar su integridad como locales. Por su parte, el Baskonia acude con menos presión tras su último éxito en Polonia. En el caso de victoria, es obvio que dará un paso de gigante hacia la atalaya del grupo A, el único objetivo que se han marcado los pupilos de Ivanovic en esta anodina primera fase continental.

Con tres triunfos en otras tantas confrontaciones, el panorama se despejaría sobremanera y, simplemente con hacerse fuerte en el Buesa Arena, el trabajo estaría prácticamente resuelto. Sin embargo, las reservas están justificadas antes del salto inicial. Si bien el Khimki echará de menos el concurso de Kelati y ha perdido algo de pujanza con respecto al pasado curso con las bajas de Javtokas, Mozgov, Cabezas y, sobre todo, McCarty, no es menos cierto que el conjunto vitoriano se muestra vulnerable en ciertas facetas y el estado físico de algún jugador no es el más aconsejable.

Rancik no está plenamente recuperado de su lumbalgia y Logan, tras su doble vuelo transoceánico en 72 horas, no estará sobrado de fuerzas para aportar minutos de calidad al engranaje azulgrana. Sea como fuere, la tropa de Ivanovic ha dado muestras en el pasado de su asombrosa capacidad para sobreponerse a las adversidades y derribar muros de hormigón a base de cabezazos. Su solidez se pondrá hoy a prueba ante un oponente encolerizado.