Splitter llega a San Antonio para pasar reconocimiento

vitoria. Tal es la celeridad con que Tiago Splitter quiere formalizar su desembarco en la NBA que hasta ha decidido interrumpir su luna de miel en México tras su matrimonio con la vitoriana Amaia Amescua. El poste brasileño aterrizó el pasado sábado por la noche en San Antonio con el objetivo de cerrar los últimos flecos de su fichaje por los Spurs y, por consiguiente, su desvinculación del Caja Laboral. Antes de que expire este jueves la fecha límite fijada en su contrato para ejecutar una cláusula de salida rumbo a Estados Unidos, todas las partes implicadas han decidido intensificar unas conversaciones que están virtualmente cerradas.

El anuncio de la contratación se hará oficial en las próximas horas una vez Splitter pase el preceptivo reconocimiento médico y estampe su firma en un vínculo que, según algunos medios estadounidenses, podría extenderse durante las tres próxima temporadas, en las que percibiría alrededor de 15 millones de dólares. Unas cantidades más que razonables para un rookie que si bien se ha labrado en estos años una excelente reputación en el Viejo Continente no ha demostrado todavía de lo que es capaz en una competición tan exigente como es la de Estados Unidos.

Mientras tanto, el Caja Laboral aguarda expectante el desarrollo de los acontecimientos y le ha autorizado a "pasar las pruebas médicas y abrir negociaciones por petición del jugador" con la entidad americana. Antes de perder definitivamente a su principal emblema del vestuario, el club ingresará parte de la cláusula de rescisión estipulada en el contrato del carioca. 500.000 dólares, el máximo fijado por la NBA, procederán de los Spurs, mientras que del resto deberá hacerse cargo el propio Splitter del montante que haya apalabrado con la franquicia texana.

La presentación del cinco nacido en Joinville promete ser multitudinaria. Desde hace semanas, su fichaje ha despertado una gran expectación en la desencantada afición de los Spurs. Tras años de travesía por el desierto, el equipo de Gregg Popovich confía en remontar el vuelo con el aún baskonista entre sus filas.