vitoria. Solo ante el peligro. Como Gary Cooper en aquel emblemático western estadounidense, Tiago Splitter se está bastando por sí mismo para sostener el juego interior del Caja Laboral y erigirse en un tormento insoportable para un Real Madrid que definitivamente no ha hallado la tecla ideal para reducir su manantial. Si alguien alberga dudas acerca de quién es el mejor pívot de Europa, el jugador que gobierna con puño de hierro esta ACB y la identidad del principal objeto de deseo de los clubes más opulentos de Europa y parte de la NBA de cara al futuro, sólo debe repasar los sobresalientes números acreditados por el de Joinville en las cuatro victorias materializadas por los alaveses ante el cuadro dirigido por Messina.

El técnico italiano dispone de un excelente abanico de posibilidades para repartir los minutos entre sus hombres altos, pero no ha sido capaz de satisfacer su objetivo. Ni siquiera entre tres excelentes piezas como Tomic, Lavrinovic y Reyes -el papel de un irrelevante Van den Spiegel resulta insignificante- no han logrado contrarrestar la asombrosa capacidad del brasileño para convertir la zona en un coto privado. Echando un vistazo a la valoración de los cincos puros de cada semifinalista, uno llega a la conclusión de que el rendimiento de Splitter es de otro planeta.

Tanto en el doble enfrentamiento de la fase regular, como en los dos primeros asaltos de esta antesala de la final, todos ellos saldados con victoria del Caja Laboral, sólo ha existido una tónica predominante: el insultante dominio del internacional carioca. El angelito, con cara de no haber roto un plato, ha firmado una valoración de 98 puntos, prácticamente la misma conseguida entre la prometedora promesa croata, el rocoso lituano y el incombustible cordobés, que han sumado 100.

Su tiranía queda acreditada por motivos obvios. Splitter aúna todas las virtudes que hacen de él un poste imparable para cualquier rival. Al rocoso y lento Lavrinovic, algo ya entrado en años, le supera en movilidad y rapidez. En el caso de Reyes, un auténtico Carpanta de los rebotes que nunca rehúye la pelea física, su mayor corpulencia y altura también le permiten salir airoso. Con respecto a Tomic, un proyecto de gran jugador pero todavía bastante verde e inocente en algunos aspectos del juego, posee más tablas, inteligencia y recursos técnicos. En todos los choques ante los blancos, el pívot de Ivanovic ha sobrepasado con creces los 10 puntos, rozado los 10 rebotes y provocado una ingente cantidad de faltas. Sin su espigada figura imponiendo su ley en pista, no hace falta recordar el descalabro de la semifinal copera en Bilbao.