Sus 33 años no le impidieron convertirse el pasado verano en uno de los objetos de deseo de media Europa. Jon Robert Holden. El base norteamericano que cercenó las ilusiones de la selección española en el Eurobasket de hace dos años con una canasta decisiva para Rusia. El hombre al que Vladimir Putin convirtió en ciudadano ruso de la noche a la mañana tragándose de un plumazo los largos trámites burocráticos, optó finalmente por renovar dos temporadas más con el CSKA de Moscú haciendo oídos sordos a los cánticos de sirena que le llegaban desde Madrid.
Ni siquiera la presencia en el conjunto merengue de su antiguo entrenador le empujó a abandonar la que ya es su segunda casa después de siete años en la capital moscovita. Pero no sólo optó por permanecer inmóvil en la fría Rusia, sino que, para colmo, firmó un nuevo contrato a la baja por culpa de los problemas económicos que han acechado al club del ejército ruso durante los últimos meses. Para el base, prolongar su apacible y lujosa vida en Moscú era mucho más importante que probar suerte a su edad en otras escuadras de primer nivel, como el Barcelona o el propio Madrid. "El CSKA no me ofreció el mejor contrato, pero sí el mejor entorno en el que continuar mi carrera", valoró el jugador poco después de rubricar su firma. Si cumple su nuevo contrato íntegramente, Holden habrá permanecido enrolado en el conjunto rojo nada menos que nueve temporadas. Toda una rara avis en el baloncesto actual.
"Me encanta Moscú. Adoro a su gente y a los fans del equipo, así que espero seguir vinculado a este club en el futuro", apuntó como muestra de su relación pseudo amorosa con la potente escuadra moscovita. En verano, el timonel ruso-americano renunció a participar con su selección adoptiva -al igual que Andrei Kirilenko- en el Campeonato europeo que acabó llevándose el equipo de Sergio Scariolo. A pesar de las bajas y las ausencias, el CSKA que saltará esta tarde para intentar vencer al Caja Laboral ha logrado mantener a su determinante pareja de bases. Holden y Planinic forman un dúo extraño pero letal. Con algunos altibajos de por medio, el jugador nacido en Pensilvania sigue liderando las estadísticas de su equipo en minutos jugados por partido (36) y con 11,3 puntos de media sólo Langdon le supera en materia anotadora. A buen seguro, esta tarde deslumbrará con su juego una vez más al Buesa Arena.