El profesor de Ecología acuática en la Universidad de Umeå (Suecia) Tomás Brodin, pionero en el análisis de los efectos de la acumulación de fármacos en los ríos, está de visita en Vitoria en el marco del programa de innovación Basque Sustainable Pharmacy, liderado por los científicos locales Gorka Orive y Unax Lertxundi. Con sus responsables y con el alcalde, Gorka Urtaran, mantuvo ayer un encuentro para repasar los avances de esta investigación en la que colaboran nueve entidades, entre ellas el Ayuntamiento y la Universidad del País Vasco, a través del Vitoria Green Deal.

Pese a lo peligrosa que es la farmacontaminación, ¿hasta qué punto es visible en la sociedad la existencia de este problema?

-La concienciación social sobre este problema está en aumento, pero es verdad que depende del lugar del que estemos hablando. Creo, que en los últimos 5-10 años ha habido un mayor reconocimiento del problema, entre otras cosas, porque cada vez hay más artículos científicos, noticias en los medios de comunicación, que se están haciendo eco del problema, pero también hay cada vez más iniciativas con cierto presupuesto que están ahondando en lo que es el problema y en la búsqueda de soluciones.

¿Qué le parece la iniciativa que se ha impulsado en Álava, dentro del Green Deal para hacer frente a este problema para investigar y aplicar soluciones contra este tipo de contaminación?

-Estoy muy impresionado con el trabajo que han empezado a desarrollar aquí para conocer hasta qué punto este problema en este entorno llega a ser relevante, con extensos resultados científicos que se han ido logrando. Estoy muy feliz de que hayamos decidido dar un paso adelante para investigar este asunto en vuestro área geográfica y, sobre todo, conectarlo con el sector sanitario, tan cercano al farmacéutico. Creo que es una iniciativa única.

¿Conoce, por cierto, si las aguas de Álava están farmacontaminadas?

-Obviamente no conozco porque no hemos medido de forma intensa estas aguas y, por tanto, no puedo dar una opinión al respecto, pero, en base a mi experiencia internacional, creo al 99,9% que también estarán contaminadas por el propio consumo de medicamentos que hacemos. Hay que recordar que los medicamentos están diseñados para que tengan efectos a concentraciones muy bajas, lo que puede tener a su vez un efecto potencial en los ecosistemas.

¿Qué fármacos son los que más se encuentran en las aguas?

-Hay muchos: Antihistamínicos, antiepilépticos, como la carbamanzepina que tiene además una estabilidad muy grande, por lo que persiste durante mucho tiempo en las aguas, antibióticos, antidepresivos, ansiolíticos, antiinflamatorios... Otro ejemplo son los anticonceptivos, que contaminan de forma drástica y extensa las aguas.

¿De qué manera el agua contaminada por fármacos puede afectar a los diferentes animales que viven en el agua?

-Esos fármacos que hacen efectos en nosotros, pueden hacer efecto también en los animales porque los fármacos están diseñados para actuar sobre unos receptores que los animales comparten con nosotros. En algunos casos puede ser el mismo efecto y en otras puede ser diferente.Sus estudios sugieren que la contaminación farmacéutica también puede cambiar las interacciones entre las especies, en particular con las depredador-presa. ¿Puede poner algún ejemplo concreto?

-Los antidepresivos, por ejemplo, pueden afectar al comportamiento de los animales por esa explicación farmacológica. En el caso de algunos peces, digamos que este tipo de fármacos les hacen perder el miedo y dejan de adoptar una serie de medidas protectoras, como la de ir en grupo, o empiezan a ir más despacio y eso puede hacer que sean presas más fáciles, más vulnerables. Cuando se produce un desequilibrio tan importante en esa relación entre presa y cazador, es cuando se puede generar un impacto ecológico más grande. Hice un experimento con benzodiazepinas con peces, unos tratados con ellas y otros no, y lo que encontré es que en el 100% de los casos, los peces capturados habían sido los tratados con ellas. Además de probarlo en tanques de agua, lo observé también en la vida real, incluso llegando a hacer pruebas en ríos, lagos, etc., de Suecia. Y demostré esa correlación.

¿La farmacontaminación se agrava con el cambio climático, si éste afecta al caudal de los ríos?

-Sí, por supuesto porque el cambio climático impacta en los ciclos del agua y en su movimiento. En el caso de que se formen grandes cantidades de agua, puede rebasar la capacidad natural que tienen las depuradoras y eso puede ser muy problemático. Por ejemplo, en Vitoria existe esa situación cuando llueve y el flujo es muy alto, hay que sacar el agua y ésta no pasa por la planta. Otro de los efectos puede ser en los propios animales, como los peces, debido al aumento de la temperatura del agua lo que puede afectar a su metabolismo. Si lo acelera, comerá más insectos, que como bioacumulan, se están introduciendo más fármacos, por lo que previsiblemente habrá más de éstos en sus tejidos. ¿Hasta qué punto esta farmacontaminación puede afectar a la salud de los humanos?

-Fundamentalmente, los efectos son indirectos. La resistencia a antibióticos está asociada a este problema. En relación a esa propia contaminación, quizás cambien las fuentes de obtención de agua, o que por la propia alteración de la fauna, de los peces, haya menos lugares donde pescar.

¿Qué soluciones hay para evitar que los fármacos contaminen las aguas?

-Agradezco la pregunta porque creo que es muy importante decir que hay diferentes tipos de soluciones. Están las ligadas a la limpieza de las aguas, las de actuar con diferentes técnicas, como puede ser la de ozono, en las propias plantas de tratamiento de agua para que se mejore el sistema de limpieza final de las aguas residuales, pero no hay que olvidar que parte de la iniciativa que nos junta aquí es la que intenta transmitir esta información a la sociedad para incidir en la concienciación del uso racional del medicamento y qué hacemos con esos desechos de medicamentos, que a veces los tiramos por el baño, y en utilizarlos de forma adecuada. Falta mirar más a largo plazo, involucrar a la industria farmacéutica que diseña estos medicamentos para hacerlos más verdes y hacerlos más seguros para los humanos y animales, diseñándolos para no contaminar. Por eso es importante concienciar también no solo a la ciudadanía, sino al sector sanitario para extender esa ecoprescripción. Y lo que necesitamos es actuar ya, a corto plazo, antes de que sea demasiado tarde para poder acabar con el problema de la farmacontaminación.