La hostelería del Casco Medieval recupera un clásico y sabroso negocio como es la taberna Al Tulipán de Oro. Después de cuatro meses con las puertas cerradas, la actividad no cesa estas jornadas en el interior de un local frecuentado por miles de gasteiztarras que, en más de una ocasión, habrán saboreado su legendario chorizo al infierno y la, no menos, suculenta morcilla asados con la brasa del peculiar recinto de cerámica con forma de cerdo.

Juan Carlos de la Cruz ultima los detalles para empezar a servir a una expectante clientela la próxima semana. Todavía está en fase de solventar las últimas trabas burocráticas, colocar y ordenar el material en las cámaras y cerrar la contratación del personal para el local.

Toque de casquería

El local resurge con la firme intención de "crear y fortalecer una ruta entre los negocios que estamos por esta zona", describe De la Cruz. Comparte zona de influencia con otros locales tan clásicos como Los Amigos, La Teja o El Portalón, que a diario congregan a un buen número de fieles parroquianos.

Además espera "atraer también al turismo que se mueve por esta zona en las visitas a la Catedral de Santa María", explica el hostelero en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Los encantos y manjares que va a poner sobre la mesa Al Tulipán de Oro son, como no podía ser de otra manera, "el chorizo al infierno y la morcilla asada, elaborada en Maeztu, como elementos tradicionales que han dado la fama al local y le han colocado en el lugar que está", enmarca De la Cruz.

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Un referente hostelero que regresa a Gasteiz.

Cortador de jamón

A partir de esta inamovible base, el reconocido hostelero, con una gran reputación como cortador de jamón, va a poder desarrollar una vertiente de la cocina por la que siempre ha sentido una especial devoción. "Se va a enfocar también hacia los productos de casquería como son los callos, manitas, patitas, oreja de cerdo rebozada y cocida, carrilleras de cerdo ibérico y caracoles durante todo el año", relata de manera meteórica como la lista de viandas que se van a ofrecer.

Es consciente de las singularidades de un producto como la casquería y que puede tener "una clientela familiarizada con sus sabores y texturas que está por encima de la década de los 40 años", admite De la Cruz. No va cejar en seducir a comensales por debajo de esa franja de edad para que saboreen y se aficionen a todos estos productos.

Ahí tiene firme su apuesta por los productos de cerdo ibérico y un plato como "las carrilleras de cerdo de bellota que gustan a todos por su sabor", admite. Tiene claro también que otro de los platos que va a servir es el "bacalao rebozado, en honor a mi tía Chari, de Córdoba. Todo el mundo pregunta si es en tempura, pero está rebozado", lanza como reto a degustar para la expectante clientela de Al Tulipán de Oro.

Precios de mercado

Todas estas viandas se servirán a unos "precios ajustados y de mercado", concreta desde la barra del Tulipán de Oro. A falta de un contacto directo con la clientela percibe "ganas de salir entre los gasteiztarras, después de todo lo que hemos pasado" y tiene buenas vibraciones sobre cómo va a ser la respuesta de la clientela ante la nueva etapa que comienza el local.

"La semana pasada ya recibí llamadas de gente que quería hacer una reserva para comer", lamenta. De momento, su previsión pasa por servir raciones de la amplia carta que ya maneja con soltura y, quizá, en el futuro "según la demanda que perciba de los clientes poder elaborar algún menú del día económico", concluye Juan Carlos de la Cruz.

Culminar un viejo anhelo

En el momento en el que se encienda su histórica cocina económica y se extienda por el final de la calle Correría el olor del chorizo y morcilla a la brasa, verá cumplido Juan Carlos de la Cruz un sueño perseguido durante 15 años. "Hace todo ese tiempo que estaba detrás de coger este local y este negocio, pero se me adelantaron. Tenía esa espina clavada", relata con sinceridad a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Juan Carlos de la Cruz en referencia a los anteriores gestores que, por motivo de la pandemia, tuvieron que bajar la persiana en febrero.

El destino y el azar le han servido en bandeja esta anhelada oportunidad a un hostelero conocedor del negocio de la zona de Coronación y Casco Viejo. Lleva 21 años tras la barra de la cafetería Ambigú, en la plaza de la Ciudadela, donde confluyen las calles Aldabe, Domingo Beltrán y empieza Coronación.

Una irrelevante conversación matinal con una clienta del Ambigú le puso tras la pista del cese de actividad en Al Tulipán de Oro y la opción de hacerse con las llaves de un local con más de cinco siglos de historia donde las piedras de mampostería de sus paredes y las vigas y bovedillas del bajo techo han sido mudos testigos de muchas historias y banquetes de los gasteiztarras.

Esa esencia del Tulipán de Oro se mantiene en la nueva etapa que afronta y tan solo se ha colocado una "nueva iluminación sobre la zona de la barra y se ha decapado y dado una mano de barniz a la barra", finaliza De la Cruz como parte de los trabajados llevados a cabo en el local. l