- Es la única red que Euskadi ha podido tejer para contener la expansión del virus tras la anulación del estado de alarma ordenada por el Gobierno español. Los pocos y débiles mimbres que la Justicia vasca ha dejado en manos de Lehendakaritza para esta difícil tarea de control y prevención son los básicos: mascarilla, aforos y horarios que seguirán limitados (aunque menos) para la hostelería y otros espacios como museos, teatros, iglesias...

Pocas más medidas ha podido consensuar el gabinete de Urkullu para seguir aplanando la curva de contagios y encarar con garantías sanitarias la recta primaveral y el verano. De hecho, el nuevo decreto incluye una serie de normas orientadas a preparar la regulación de actividades propias del periodo estival, como son las que afectan a playas, piscinas, pruebas deportivas o actividades de tiempo libre.

Sin cierres territoriales ni toques de queda nocturnos que valgan, la población vasca -y los visitantes que desde mañana podrán volver a pisar cualquier punto de la geografía vasca- deberán atender y respetar el breve compendio de medidas hechas públicas ayer por el lehendakari tras escuchar y valorar los análisis realizados por el Comité Técnico del LABI.

En concreto, el nuevo escenario previsto hasta nuevo aviso -el plan será revisado a finales de este mismo mes- incluye la apertura de bares hasta las 22.00 horas, dos horas más que hasta ahora. El aforo en el interior de estos locales de ocio será del 50%, pero el nuevo marco sí que mantiene la prohibición de consumir en barra o de pie. Y en cada mesa, como hasta ahora, un máximo de cuatro personas y siempre con mascarilla, salvo cuando se beba o coma. Eso sí, los txokos, sociedades gastronómicas y lonjas seguirán con la persiana bajada, al igual que los establecimientos de ocio nocturno.

Y es que una de las mayores preocupaciones de la Comisión Científica y Técnica del LABI pasa precisamente por la interacción social desordenada en hogares y locales de hostelería. El propio Iñigo Urkullu lo reconocía: “No seamos ingenuos, se van a dar” ese tipo de conductas que pueden traducirse en más contagios, ingresos en planta, derivaciones a UCI... Por eso, el lehendakari volvió a hacer un llamamiento a la responsabilidad individual y colectiva de la ciudadanía vasca y de todas las personas que opten por recalar en Euskadi a partir de mañana sin necesidad de salvoconducto. De hecho, Urkullu solicita a la población vasca que mantenga de forma voluntaria las normas y horarios vigentes durante el estado de alarma. Porque, según valoró, se ha demostrado que son “barreras eficaces” para evitar la transmisión del coronavirus.

Las nuevas medidas preventivas que entrarán en vigor esta medianoche son algo más laxas que las anteriores, pero eso no supone que Euskadi se relaje. Lo decía el lehendakari, quien justificó esa dulcificación en la adecuación de la lucha contra el covid-19 al contexto actual: mejor tiempo, más horas de luz...

Esta ampliación del horario de la actividad del comercio, el sector cultural y la hostelería -uno de los principales terrenos de batalla durante esta pandemia- responde al objetivo de “regular la tentación” de una mayor interacción social que, en cualquier caso, se producirá con el decaimiento del estado de alarma. Es decir, pretende ser una forma para evitar posibles acumulaciones de personas en los interiores de locales cerrados y de domicilios tras el final de la limitación de las agrupaciones de individuos a cuatro personas. Dicho de otro modo, se abre la mano, pero no se da el brazo.

Esta hoja de ruta diseñada en base a datos estadísticos y a proyecciones clínicas deberá servir para que Euskadi evolucione de un modo favorable y la incidencia vaya cayendo progresivamente. En los próximos días se espera que la tasa acumulada baje de los 400 casos. Ese sería un buen paso adelante para enfrentar las semanas siguientes. Aunque para eso, como subrayó el lehendakari Urkullu, lo principal es que cada persona asuma su parte de responsabilidad en la lucha contra el patógeno y evite situaciones propicias para su circulación.

Por eso, en el plazo de tres semanas todo este protocolo de desescalada será revisado. La esperanza es que la presencia y circulación del SARS-CoV-2 remita y, en consecuencia, que también baje la presión asistencial que tanto acogota a la red de hospitales vascos. Si a todo eso se le suma el ritmo de vacunación actual, el escenario previsto para finales de mayo podría ser algo más tranquilizador. Aunque todo dependerá de las consecuencias derivadas del fin del estado de alarma, el toque de queda y las restricciones a la movilidad. “En buena lógica, tenemos que interpretar que si no hay limitación horaria nocturna, hay más posibilidad de interacción social”, insistió el lehendakari.

En este sentido, Urkullu insistió en pedir a la sociedad vasca “un último esfuerzo” para mantener a raya al patógeno. Agradeció y valoró los esfuerzos asumidos durante estos catorce meses. La fatiga pandémica es una realidad, pero también lo es la posibilidad de contener al virus con la implicación y el compromiso individual y colectivo. Una decisión voluntaria que, a juicio de las voces expertas que forman la Comisión Técnica del LABI, contribuiría a la disminución de la transmisión del covid-19 durante este plazo de tres semanas.

Así las cosas, y con este nuevo marco regulatorio, el lehendakari apeló una vez más a “asumir el compromiso voluntario” de no bajar la guardia y mantener en la medida de lo posible la batería de medidas anticovid que han protagonizado la vida diaria de miles y miles de personas. Se recomienda, por ejemplo, autolimitar la movilidad nocturna entre las 23.00 y las 6.00 horas, evitar los encuentros de más de cuatro personas, mantener las burbujas sociales... La vida sigue igual.

Confianza plena. El lehendakari, Iñigo Urkullu, aseguró ayer que la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, tiene su “confianza plena” y advirtió de que EH Bildu “tenía registrada en el mes de febrero” su petición de reprobación. “Cada uno que saque sus conclusiones”, espetó. Tras repasar “la fotografía real” de la pandemia con “más test, más vacunas, menos personas enfermas, menos personas fallecidas en Euskadi” que la media estatal, señaló que “allá cada cual con lo que haya querido hacer creer a la sociedad vasca -en relación a la gestión de Salud y de la consejera Sargadui-, con querer hacer de esto una cuestión de política para castigar al adversario político, entendido como enemigo político. Nosotros no jugamos a eso”, zanjó.

Actividad quirúrgica. La consejera de Salud expresó que Osakidetza retomará la actividad quirúrgica “en el momento en que sea posible”. La situación de las UCI y la ocupación hospitalaria “sigue siendo alta y tensionada”. Recordó que aquellas intervenciones de carácter urgente están siendo atendidas. “En la medida en que la pandemia vaya mejorando volveremos a retomar, como ya hicimos en septiembre, la actividad ordinaria habitual”, apostilló.