mprender siempre es arriesgado, pero, eso sí, no es lo mismo hacerlo en un ecosistema favorable que ejercer de pionero en un terreno desolado, como el actual. Ese papel asumió Mónica Plaza cuando hace un década, en plena recesión económica, sin vacunas conocidas para una crisis estructural, dejó un trabajó fijo y se puso al frente de la Oleoteca La Chinata de la calle Rioja.

"Me lancé al vacío, era finales de 2011, principios de 2012. Lo he peleado, no me conocía nadie, y ahora puedo decir que me he hecho un huequecito, la clientela es exquisita y fabulosa, me he sentido muy arropada y mi experiencia es buena, pero el camino no es nada fácil, tener un negocio propio es complicado", explica.

La Chinata es una franquicia, pero en este modelo de negocio -venta de aceite de oliva virgen extra y de productos gourmet o cosméticos derivados del oro líquido- la atención personalizada, el asesoramiento y el conocimiento de la materia prima con la que se trabaja son fundamentales. Así, Mónica se metió en la aventura del aceite "porque era lo que me gustaba", y se formó. "Yo vendo una botella de aceite sabiendo lo que estoy vendiendo, eso se transmite a la clientela, que sabe cuando vendes algo con todas las de la ley o para cubrir el expediente".

Son estos precisamente los ingredientes para que la necesaria reconversión comercial de la ciudad cuaje y sobreviva al auge de las ventas por Internet. "Si te lo sabes trabajar y ofreces facilidades al cliente va a estar ahí, a mi me pasa, saben el valor de ese servicio. Pueden pedir mi producto online, pero también si me llaman por teléfono y me piden lo que necesitan, por ejemplo un regalo personalizado, tienen una inmediatez que no hay en Internet; el online tiene su trámite", señala Mónica.

En todo caso, no todo depende de la voluntad y del buen hacer de quien pone un negocio, como demuestran las decenas de persianas echadas en los locales del centro de Gasteiz. "Me da mucha pena, yo siempre he sido una enamorada del centro, he vivido aquí desde niña, y hoy día no hay más que lonjas cerradas. Es cuestionable cuando menos la política que se ha seguido este respecto. La apertura de los grandes centros comerciales ya trajo un cambio, y yo creo que hay que evolucionar, pero algo ha pasado para que haya una estampida tan fuerte", afirma Mónica.

En todo caso, además de una iniciativa institucional acertada, la gerente de La Chinata en Vitoria cree que el propio sector debe autoevaluarse para mejorar. "Mucha clientela se queja de que no hay una atención profesional adecuada en Vitoria; más de una, de dos y de tres personas me han dicho esto; hay que hacer también esa reflexión", señala. A su juicio, "la atención al público es algo que tienes que sentir; no cualquiera vale para todo", y en ese sentido agradece alas tres personas que han trabajado a lo largo de estos años con ella que hayan "sabido estar y defender el negocio como había que hacerlo cuando yo no estaba".

Y en relación a lo que no está en la mano de quien quiere montar un negocio, Mónica cree necesario que las instituciones promocionen de alguna manera el arrendamiento de locales. "Hacen falta medidas para que la gente se anime a emprender, hay que aguantar un año, dos años. A veces los negocios no marchan aunque vendas porque los números no cuadran, y por eso hay que favorecer los alquileres, porque aunque la circunstancia actual no acompaña, a veces estos momentos son buenos para intentar hacer algo", asegura.