- Por segunda vez, dentro de su larga historia, el Juicio a Judas Iscariote o Sermón burlesco a Judas, se tuvo que celebrar ayer domingo vía on line por las redes sociales para evitar riesgos sanitarios de contagios con las aglomeraciones de personas que suelen ser habituales. Mantenido gracias a la Sociedad Cultural Murriarte se trata de una tradición que tiene muchos años, aunque se recuperó hace 28 y se ajustó a unos documentos fechados en 1921. Pero en Samaniego aseguran que se trata de una celebración antiquísima.

Este rito se celebra el domingo de Resurrección, como ayer efectivamente se llevó a cabo, en la bolera. Un tribunal presidido por el juez Gonzalo Sáenz de Samaniego e integrado por Álvaro Valgañón, como secretario; Juan Ignacio Zuñeda, como fiscal y Amaia Ugarte, en el papel de defensora. Y ante ellos, colgado de un palo, Judas Iscariote hecho de paja por los chiquillos de la localidad. La singular vista la inicia el fiscal narrando que "vergüenza debía darle a este Judas traicionero, que trajo el virus de China, que aún sigamos con el miedo, detrás de una mascarilla en bares, tiendas y calle. Porque, después de un verano que hizo crear ilusiones, vinieron las restricciones y cierres perimetrales al aumentar los contagios. ¿Y a quién se lo achacaremos? A Judas". También se le achaca el cierre de bares a las ocho o el no poder juntarse en celebraciones. Y se llega hasta culparle de las termitas, de la rotura de una campana, del mildiu o de la corta cosecha.

A continuación, tomó la palabra el secretario para dar paso a la defensa, no sin antes erigirse en catador de la cosecha de vino joven y terminar brindando por los espectadores. La defensora aprovechó para señalar que a Judas le iban a achacar hasta buenas obras: "No hubo robos, porque al estar confinados, ¿quien iba a robar? En Samaniego no hay despoblamiento, porque la cigüeña vino dos veces y se prepara para volver otras dos". También le achacó las barandillas para subir a las escuelas, el aumento de casas rurales o la apertura de un hotel de lujo y terminó adjudicándole que "solo falta una piscina para completar el trance. Pero todo se andará dirán los municipales". Ante todos estos argumentos, el juez le declaró culpable y le condenó a ser "el último en el mundo en recibir la vacuna!". Asimismo, sentenció que "en cuanto a ese fiel muñeco que retrata su figura, y ahora cuelga de lo alto, símbolo de los taimados, de traidores y usureros, de corruptos y embusteros, ¡bájenlo ya del madero y que lo consuma el fuego!".