La pandemia ha golpeado con mucha fuerza en nuestro entorno cercano, pero lógicamente lo ha hecho también en los países más vulnerables, donde desde hace décadas opera la cooperación al desarrollo alavesa y vasca. Y al igual que sucede aquí, las consecuencias de ese impacto son todavía imposibles de cuantificar, aunque las previsiones no son halagüeñas. Se trata de decenas de rincones del planeta, repartidos sobre todo entre África, Asia y América -central y del Sur-, que antes de esta crisis sin precedentes cercanos ya padecían graves problemas económicos, medioambientales, sanitarios o educativos y que ahora, en este contexto, han visto si cabe más "endurecidas" sus condiciones.

"Cuando la pandemia aparece, todos estos países ya enfrentaban un montón de carencias estructurales. Había situaciones de hambre, con enfermedades endémicas que ya estaban haciendo estragos y una inversión en políticas públicas que era prácticamente inexistente. Así que la pandemia viene a endurecer estas condiciones y a frenar la actividad informal que les permitía vivir. Por eso, el periodo de recuperación va a ser mucho más lento", avanza por de pronto Sofía Marroquín, presidenta de la Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi, en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

La entidad ha elaborado un extenso informe en el que, sin intentar hacer un balance de la magnitud ni el alcance de esta crisis, se aproxima al impacto que la pandemia está teniendo en los países empobrecidos donde operan las 79 organizaciones que la integran. El estudio, que en una suerte de subtítulo recuerda que "la solidaridad es la respuesta", concluye que el covid-19 está "frenando los avances" logrados en las últimas décadas en la erradicación de la pobreza y las desigualdades. También, que el escenario de confinamiento y restricciones "ha provocado la precarización de una población ya muy vulnerable y desprotegida", así como que ha limitado el derecho a la educación de miles de niños que viven en países vulnerables. La pandemia es "un factor generador de pobreza y desigualdades" y ha agravado los ya preocupantes datos existentes, provocando además "una mayor vulnerabilidad" en grupos sociales específicos como las personas de ascendencia africana en América Latina, las indígenas, las mujeres y la propia infancia. El lento ritmo con el que se prevé que llegarán las vacunas contra el covid-19 a estos países tampoco es esperanzador.

"En todos los lugares el impacto ha sido devastador. Tanto en las grandes ciudades, donde hay gente que vive hacinada, como en poblaciones aisladas, donde el virus igual tardó más en llegar pero luego ha tenido un impacto brutal", describe Marroquín.

Durante este tiempo, "gran parte del trabajo" desarrollado por las ONG vascas en estos países ha estado volcado en la prevención y en la sensibilización en torno al coronavirus, dada su precaria situación sanitaria previa y la paralización de sus proyectos habituales por el confinamiento. También se han volcado en "reforzar el sistema educativo", porque según Marroquín "ha habido muchísimo abandono escolar y con riesgo de que se prolongue en el tiempo".

Medicus Mundi Araba, que en la actualidad tiene abiertos proyectos de cooperación en materia de agua y abastecimiento, de prevención de las violencias machistas y de lucha por los derechos de las mujeres en Ruanda, Perú y Ecuador, también ha visto notablemente afectada su actividad. En primera instancia, en todo lo que tiene que ver con la paralización de los procesos administrativos.

Olatz Domínguez, técnica de cooperación en esta ONG, pone también el foco en la necesidad de entender que la humanidad se enfrenta a un problema "global" que requiere, igualmente, de soluciones globales.

"En el terreno, hay cosas que tienen similitudes. En Perú, donde trabajamos con violencias machistas, las denuncias han disminuido porque las mujeres no podían denunciar y los centros sanitarios han estado ocupados con la pandemia. Esto ha reducido mucho esas denuncias, pero a cambio han crecido muchísimo las llamadas de teléfono. Se ha replicado el problema, pero la situación es distinta allí, porque son mujeres muy vulnerables, viven en situación de pobreza, y con un sistema de salud muy débil", relata Domínguez.

La técnica censura la "falta de voluntad política" para avanzar hacia un bienestar colectivo, lo que ha hecho "remover pilares muy básicos de las sociedades". El "negocio perverso" de las vacunas es sólo uno de los últimos ejemplos de esta realidad.

Informe. La Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi ha elaborado un extenso informe en el que, sin intentar hacer un balance de la magnitud ni el alcance de la pandemia, se aproxima al impacto que la crisis está teniendo en los países empobrecidos donde operan las organizaciones que la integran. Lleva como título 'El impacto de un año de pandemia en los países vulnerables donde actúa la cooperación vasca: la solidaridad es la respuesta'.

Conclusiones. El estudio concluye que la pandemia ha frenado los avances logrados en las últimas décadas en la erradicación de la pobreza y las desigualdades o que las restricciones han provocado "la precarización de una población ya muy vulnerable y desprotegida" y han limitado el derecho a la educación de miles de niños que viven en países en desarrollo.

La presidenta de la Coordinadora de ONG de Euskadi remarca que la pandemia ha venido a "endurecer" estas condiciones y también a "frenar" la actividad informal que permitía vivir a millones de personas.

Técnica de cooperación en Médicus Mundi Araba, advierte de que las denuncias han disminuido en este país por la imposibilidad de las mujeres de hacerlo. Sin embargo, las llamadas de teléfono "han crecido muchísimo".

79

Organizaciones no gubernamentales integran la coordinadora vasca.